El XII Merza Percusión que se celebra en Agolada desde el 30 de julio al 2 de agosto congrega a numerosos profesionales de este ámbito. El fundador de Odaiko, que es el grupo organizador de este evento, Juan Collazo, continúa con las expectativas altas en estas jornadas. Además, hay novedades en los carteles con conciertos inesperados.
-¿Cómo está encaminada esta nueva edición del Merza Percusión?
-Merza Percusión es un curso de preparación de percusionistas de todo el mundo. De él deriva una vertiente que es el FIP Galicia (Festival Internacional de Percusión), que es el que da cabida a los performance de los profesores que están en Agolada. Esta ya es la duodécima edición, eso que ya tuvo una parada, lleva más de 20 años andando. En cada una de ellas, tratamos de traer cosas nuevas, aunque ya es muy difícil, porque ya pasaron muchos artistas por el festival, entonces se complica. Hacemos de un elemento pasivo, como es este curso, algo activo, utilizando elementos arquitectónicos o gente. Vemos que más que un festival de percusión, es una quedada de percusionistas en una emblemática villa.
-¿Habrá alguna sorpresa?
-Uno de los mejores directores de banda nos confirmó que estará en la clausura y arrancará con un curso de bandas. El director es Jan Cober. Nosotros le enseñamos cómo eran las instalaciones y nos acaba de confirmar que estará en la clausura. .
-¿El arreglo del auditorio de Agolada ayuda a llevar a cabo este evento?
-Estuvimos proyectando el campamento musical de Agolada ya allí, para nosotros es un lujo poder disponer de él. Aunque aún tiene algunos inconvenientes, pero exponer allí los trabajos, permite que el resultado sea mucho mejor, porque se pueden hacer cosas más sensibles, se le da un tratamiento a las cosas como se merecen. Además, no siempre se puede trabajar fuera por tema de ruidos, climatología y demás. El problema de este auditorio es un poco emblemático y puede ser un revulsivo económico bastante importante.
-En cuanto al alumnado, ¿hay mejoría a nivel musical después de las jornadas?
-Este curso es un poco atípico. Es uno de los pocos que se mantiene en la historia de la percusión de España, siempre fue muy humilde en algunos aspectos y muy revulsivo en otros. Este curso, aparte de tener un profesorado muy bueno, es muy importante el trabajo que hacemos desde la dirección. Los alumnos tienen ya buen nivel, el problema que tienen es que están sobre saturados de información y muchas veces la escucha con referencia a ellos es mínima. Escapamos de lo habitual y notamos mucha mejoría. Hay que tener en cuenta que son tres días de curso y no podemos hacer todo lo que queremos, nosotros los adaptamos a ellos y lo agradecen.
-¿La percusión atrae a mucha gente?
-La percusión es uno de los instrumentos más primitivos, por una sencilla razón, desde que nacemos, tenemos un corazón que nos está percutiendo.
-Con la percusión, ¿cómo consigue innovar?
-El festival es muy importante, porque se crean cosas que luego giran en torno al mundo. Tratamos de adaptarnos al alumnado que tenemos, porque es muy juvenil, en la franja de 12 a 18 años.
-¿Cómo ve el nivel musical de Deza?
-Desde hace muchos años, como fundador de Odaiko Crea y profesor del Conservatorio de Santiago, llevo reivindicando que en la comarca de Deza tiene que haber una universidad de la música, porque realmente a nivel productivo es el primer sector que más dinero aporta a la comarca. Aquí damos formación a la gente, la materia prima es de aquí y muy buena y al final lo que más se consume es la música. Debemos sentarnos y darle. Las bandas de música de Deza son un referente. Hay que darle valor. Esto pasaría por tener en Merza el primer conservatorio rural del mundo. Yo creo en las cosas que hago.
