"Antes vivía en un piso de alquiler, pero ahora se había comprado una casa y se estaba mudando", explica la hermana de Antonio Arca, de 41 años, que, junto a su novia, mexicana, esperaba con ansia el nacimiento de su primer hijo, el próximo diciembre. Ambos ya tenían los billetes para viajar a Forcarei en agosto. El empresario -que se dedicaba al sector hotelero- quería visitar a su familia -como hacía prácticamente todos los años-, y presentarles a su novia. Antonio Arca emigró a México hace unos diecisiete años. Primero, se asentó en Puebla, donde trabajó como empleado. La última década la pasó en Culiacán, donde se produjo su fallecimiento. Hasta allí viajó el pasado miércoles uno de sus socios que, tras comunicar la trágica noticia a los familiares y visitarlos en su casa de Forcarei, emprendió rumbo al país americano para ayudar en la gestión de los trámites de repatriación.

Profunda conmoción

El trágico fallecimiento de Antonio Arca causó una profunda conmoción entre quienes le conocían. Muchos fueron los vecinos y allegados que a lo largo del pasado miércoles y de ayer pasaron por la casa familiar para dar su pésame.