La tradicional romería de San Benito de Pardesoa es un clásico. Cada 11 de julio, la fama del "santo más milagroso" llena la iglesia y el local anexo al tempo de devotos, ávidos por pedirle al santo la curación de todo tipo de males.

Mientras que las iglesias se vacían, el día de San Benito la de Pardesoa se llena. Ayer, en las misas de media mañana estaba llena hasta la bandera. Los incondicionales del santo vieron con satisfacción cómo el antiguo párroco, José Pérez Bértolo, volvía a oficiar misa. También lo hicieron el actual sacerdote, Saúl Retamozzo; el párroco de Cerdedo, Luis Caxide; y el de Santa María de Castrelos de Vigo, Ramiro Lamas. Este recorrió ayer la distancia que separa la parroquia más antigua de Vigo -con 801 años- para regresar a la romería de San Benito que frecuentaba ya siendo un niño, cuando -hace ya seis décadas- su tío era el párroco de Pardesoa. Como ya le explicó en marzo al actual párroco, él no falta a la romería desde que alcanzó una gracia del santo.

Como él fueron muchos los que ayer quisieron agradecerle al santo su ayuda y otros muchos los que quisieron pedirle la curación de sus males. El repunte de devotos que ya se había notado en la novena se evidenció de nuevo en la romería.

Tanto fue así que Francisco Álvarez Pérez y José Janeiro Janeiro -los encargados en realizar el tradicional ritual de imposición de una antigua imagen del santo sobre cabeza y hombros, acompañándolo de la cantinela "San Benito te favoreza e te libre de males extraños"- agotaron las estampas del santo que habían preparado, ante las largas colas que se formaban ante ellos.

También Alfredo Barros, su hijo Adrián y Mari Carmen Pérez constataron que San Benito sigue ganando adeptos. Despacharon más velas y figuras de cera que nunca. El local donde se encienden los velones registraba ayer altísimas temperaturas y un intenso olor a cera. A los fieles que depositan velas cada año en este recinto, se sumaron ayer numerosos veraneantes -de distintos puntos de España pero también de Venezuela, México y Francia- que preguntaban por qué se hacía y, rápidamente, emulaban a los demás fieles.

El sacristán Tino Agulla también tuvo que dar a besar más que nunca la reliquia y la comisión de fiestas tuvo más público al que vender su novedoso merchandising con la imagen del santo o con imágenes novedosas como la evolución del mono al hombre con el lema "Menuda liada hay en Pardesoa".