La parroquia forcaricense de Pardesoa vivió hoy con intensidad la tradicional romería de verano en honor a San Benito. Es todo un clásico del verano de la comarca de Tabeirós-Terra de Montes. Como cada 11 de julio, también hoy la fama del "santo más milagroso" consiguió llenar la iglesia y el local anexo al templo de devotos, ávidos por pedirle al santo la curación de todo tipo de males de cuerpo y espíritu.

En las celebraciones litúrgicas de media mañana la iglesia parroquial se llenó hasta la bandera. Se veía venir. Ya estuvo especialmente concurrida la novena. En el día grande en honor a San Benito, los incondicionales del santo vieron con satisfacción cómo el antiguo párroco de Pardesoa, José Pérez Bértolo, volvía a oficiar misa.

Muchos fueron los fieles que quisieron agradecerle al santo su ayuda y otros muchos los que quisieron solicitarle la curación de sus males. Cuentan sus devotos que nunca defrauda y que es experto en la curación de todo tipo de males de cuerpo y espíritu. Por eso, esta mañana fueron muchos los que se acercaron a Pardesoa. Hubo romeros a pie llegados de distintos puntos del municipio forcaricense, de Cerdedo y hasta de Avión; alguno a caballo; y muchísimos más devotos que se acercaron a la romería en coche. Unos y otros le ofrecieron al santo numerosos velones y figuras de cera. Estos han sustituido a las antiguas ofrendas de carne, huevos y aceite. De ahí que ahora por la tarde ya no haya poxas.

Durante toda la mañana los fieles hicieron largas colas para participar en el tradicional ritual de imposición de una antigua imagen del santo sobre cabeza y hombros, acompañado de la cantinela "San Benito te favoreza e te libre de males extraños". Y también para besar la reliquia al final de cada misa o cumplir con la tradición de pasar por debajo de la imagen de San Benito durante la procesión.

El buen tiempo contribuyó a elevar la afluencia y, a la vez, sirvió para que la romería se convirtiese en un lugar de reencuentro para viejos amigos que suelen coincidir cada 11 de julio en Pardesoa. Muchos compartieron, tras la misa, unas raciones de pulpo, unos churros o rosquillas. Para los más golosos también había un puesto de miel. Y para los niños, varios de juguetes.

Con tanta afluencia, la comisión de fiesta tuvo más público que nunca al que vender su novedoso merchandising: originales camisetas, pulseras y rosarios, entre otros muchos objetos. Estos donativos serán una buena ayuda para financiar la gran verbena de fin de fiesta que habían programado con la participación de las prestigiosas orquestas París de Noia y El Combo Dominicano.