El mundo del deporte arropó ayer a Ricardo Terceiro Vilas en la presentación del libro "A Baiuca. A implicación dun pobo" con el que, mediante el relato de múltiples anécdotas y acontecimientos históricos, inmortaliza la historia del derruido estadio municipal de A Baiuca.

Acompañado por el jefe de los servicios médicos del R.C. Celta de Vigo y de Traumatología de la Selección Española de Fútbol, Juan García Cota; del exjugador y último presidente del CD Estradense en el campo de A Baiuca, José Ángel Gestoso "Secho"; y del alcalde José López Campos, el que fuera delegado de la sección juvenil del Club Deportivo Estradense de 1973 y 1976 así como secretario del club rojillo de 1980 a 1982 y de 1984 a 1988 además de secretario del Club Ciclista Estradense de 1192 a 2008 y gerente de la Federación Gallega de Ciclismo de 2011 a 2014 condensó la historia del viejo estadio con imágenes históricas.

Resumió así el contenido del libro, recordando la implicación de los estradenses en su construcción, impulsada por una asociación de vecinos que logró "liar" al entonces alcalde Mario Blanco para que se pusiese al frente. En torno a su construcción hay anécdotas dignas de recuerdo, que ayer Ricardo Terceiro ilustró con imágenes históricas de los archivos de Marisé García, FARO DE VIGO y Capicúa. Una de ellas fue el extraordinario recibimiento que se dio a la excavadora que hubo que traer para realizar la explanación del campo. Era tan grande que no podía pasar por el puente viejo de Pontevea y tuvo que llegar a la villa por la zona de la Ulla. Fue recibida "con bombas de palenque", vecinos trajeados y el alcalde. En torno a 1960 se registraron dos iniciativas curiosas. La Operación Bloque consistió en una cuestación popular para adquirir los 15.000 bloques que se necesitaron para cerrar el campo. La hostelería se implicó y cuando los vecinos pagaban "chiquitas", también pagaban "dos o tres bloques". Poco a poco se logró el objetivo. El día anterior al primer partido del campo aun faltaba por allanar el terreno de juego. Muchos estradenses respondieron al llamamiento de la Operación Rastrillo, acudiendo con sus propias herramientas a allanar el terreno de juego.

Pero hay otras muchas anécdotas para el recuerdo: como el enterramiento en el terraplén de A Baiuca del viejo dromedario de un circo que murió en el campo. Sus huesos aparecieron en el 2000 cuando, siendo edil de Deportes José Antonio Maceira, se quiso renovar el césped del campo. Hubo que descartar que fueran huesos de un dinosaurio y las obras se paralizaron. Son datos curiosos para recordar de la historia de A Baiuca, un lugar emblemático y cargado de recuerdos para muchos estradenses que vivieron en este estadio momentos inolvidables de sus vidas.