Salto por riba do lume de San Xoán para que non me morda cadela nin can nin bicho vivinte que ande polo chan. Este era alguno de los dichos populares gallegos que ayer se pudieron escuchar en Deza antes de saltar la hoguera por San Juan. Este año, más de 100 fogatas estaban preparadas por toda la comarca para celebrar la llegada del verano, una de las fiestas más esperadas y más emblemáticas de la comunidad gallega.

Aunque se incrementaron el número de permisos con respecto al 2016, estos no alcanzaron las 120 que se autorizaron en 2015. Lalín fue, como es habitual, la que mayor número de fuegos encendió. Entre las 64 hogueras que contaron con el visto bueno del Concello la que ardió con luz propia, como siempre, fue la del lalinense Barrio de A Cacharela, que se convirtió en un año más en centro de atención de un gran número de público, que no quiso perderse la festividad. Allí se juntó más de medio millar de personas en una fiesta que remató de madrugada con música y tras una cena que cada comensal debía llevar. Los cacharelos salieron retumbando a medianoche, su misión fue la dea encender el fuego que los vecinos saltaron en repetidas ocasiones. También en Carragoso, el festejo reunió a más de un centenar de personas para celebrar entre familia, amigos y vecinos la iluminada noche de San Juan. Otros puntos destacados en el municipio fue el festejo de la calle Arenal, donde casi 200 personas se juntaron reanudando una tradición que hace años que estaba parada. Cabe destacar que en San Juan también hay hueco para la solidaridad, pues los beneficios de esta celebración irán a parar a la asociación lalinense Morea: La fiesta estuvo amenizada por la Charanga Ardores e incluso hubo un pregón en clave humorístico por un vecino. Pero no solo en la casco urbano, ya que tanto el San Juan de la parroquia de Donramiro como el de la de Botos, congregaron a un gran número de gente. En esta última, donde se celebra este evento por segundo año consecutivo, las orquestas New York y Foliada amenizaron la velada hasta altas horas de la madrugada.

Pero Lalín no fue el único lugar en el que se celebró a lo grande la llegada del verano. En Silleda, tres fueron las fogatas que se autorizaron: en el entorno de Barrio das Baratas -celebración que congregó a un buen número de gente-, en la calle Venezuela y en el Barrio do Campo, mientras que en A Bandeira los vecinos hacían lo propio en la Praza da Feira, convocados por la Asociación Vista Alegre. En Vila de Cruces,la asociación Minas da Brea, además del banquete, hizo un recorrido por la tarde para recoger agua en siete fuentes, que forman parte de una ruta que funciona desde el pasado verano. El propósito del colectivo es el de recuperar la tradición en la que hoy, después de la noche de San juan, se debe lavar la cara con agua mezclada con diferentes hierbas naturales a la que atribuyen propiedades curativas.