Termómetros que llegan a rebasar los 34 grados y un abril que se quedó muy lejos de completar el refrán de "aguas mil". La primavera que terminó a las 6.24 horas de la mañana de ayer se convirtió en la más cálida desde 1961, según el informe que elabora Meteogalicia. Y es que la temperatura media de la estación que acabamos de cerrar se sitúa en los 14,2 ºC, es decir, 1,82 por encima del promedio de los últimos 56 años. Es, así, la tercera primavera más cálida, solo superada por los valores de 2011 (en el que superó la media en 2,18 ºC) y 1997 (con 2,26).

En el norte pontevedrés, donde se ubican Deza y Tabeirós-Montes, el calor ya se dejó sentir en Semana Santa, con termómetros por encima de los 25 grados en pleno mes de abril. Pero fue en mayo y junio cuando se rebasaron los 30. Según datos de la estación de Mouriscade (la del casco urbano de Lalín solo ofrece temperaturas medias), hubo hasta siete días en que se superó esa barrera: el 23 y 24 de mayo (con hasta 32,8 grados) y desde el viernes hasta anteayer, en plena ola de calor y disparando el mercurio hasta los 34,3 grados, en la jornada del viernes 17. Estas elevadas temperaturas se dieron en el mismo periodo también en la Serra do Faro y en Pereira (Forcarei).

A las agradables -o sofocantes, según se mire- temperaturas de esta primavera se suma una escasez de lluvias que no hizo otra cosa que agravar la sequía que se arrastra desde varios meses atrás. Si en junio del año pasado las explotaciones ganaderas tenían que retrasar sus cultivos por los continuos aguaceros, ahora imploran precipitaciones para no perder unas cosechas que ya se sembraron sobre una tierra muerta de sed. A nivel gallego, y según los datos que tiene Meteogalicia desde 1961, el año pasado durante la primavera llovió un 57% más de lo habitual. Pues bien, en este 2017 las precipitaciones fueron un 17% inferiores, moviéndose en valores similares a los de 2015. Para hacernos una idea de hasta qué punto las nubes desaparecieron de los cielos de las comarcas, en la estación de Mouriscade durante estos últimos tres meses se recogieron 282 litros por metro cuadrado (l/m2) de precipitaciones, mientras que solo en abril del año pasado se constataron 208. Fue precisamente abril el mes en el que más se agravó la sequía, al no producirse borrascas atlánticas. De hecho, llovió un 83% menos de lo habitual en ese período. En ese mismo mes, en la estación del casco urbano de Lalín se recogieron sólo 8,6 l/m2, que en Mouriscade suben hasta los 15,2, en la Serra do Faro a 19,3 y en Pereira, a los 27,2.

Será mayo el que salve un poco los números, pero lo hace con precipitaciones siempre en forma de tormenta e incluso de granizo, como ocurrió el 9 de mayo. Y junio tuvo lluvias más bien ridículas, con valores entre los 7,2 milímetros de Lalín y los 22,2 de Forcarei. Así, en líneas globales durante la primavera en el casco urbano de Lalín cayeron 113,7 milímetros de precipitaciones, mientras que en la Serra do Faro llegan a los 278,8 y en Pereira, a los 461. Con estos datos, solo la estación forcaricense (ubicada en una zona muy lluviosa), supera de forma holgada la media gallega de precipitaciones, situada en los 257 l/m2.

Las previsiones de Meteogalicia para el verano que acabamos de inaugurar no distan mucho de la estación recién finiquitada: para los próximos tres meses se esperan temperaturas elevadas y escasas precipitaciones. De aquí al final de semana, las máximas caerán de forma notable hasta el domingo (hoy se sitúan en los 26 grados, pero mañana y el sábado se colocan en los 23), para volver a alcanzar los 30 en la jornada dominical. La calidad del aire mejorará a bueno. Habrá que esperar a finales de mes para comprobar si se cumplen las previsiones de lluvia.