Mucho trabajo y poca suerte fue lo que tuvieron hoy los catorce cazadores del Tecor A Rocha que se dieron cita en la segunda de las batidas autorizadas por la Jefatura Territorial de Pontevedra de la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio para plantar cara a los continuos daños en cultivos y prados de ganaderos de las parroquias estradenses de Curantes, Olives, Rubín, Lamas y Pardemarín.

No fue por falta de ganas. Los cazadores implicados en la batida madrugaron. Con las primeras luces del día empezaron a recorrer las zonas por las que intuían que podrían estar encamados los jabalís. Y la sabiduría acumulada por su experiencia les guió bien. Pero no tuvieron fortuna aunque la jornada fue, desde el punto de vista climatológico, mucho más propicia que la del sábado. Si entonces el excesivo calor y la consiguiente sequedad dificultaba el seguimiento de los rastros y ayer, en un día mucho más fresco, parecía que la fortuna se presentaba de cara, finalmente estuvo del lado de los jabalís que fueron localizados por perros y cazadores pero lograron escabullirse indemnes de la batida.

Así ocurrió, por ejemplo, con el ejemplar -macho y de grandes dimensiones- que los deportistas localizaron por la mañana en el entorno del lugar de Os Balseiros, en la parroquia de Rubín. Aprovechó que todavía no había comenzado la batida -cuyo inicio estaba fijado para las 12.00 horas- para huir en tanto que cazadores y canes se sometían a los controles de rigor, que se encargaron de efectuar a las 12.00 horas el agente territorial de Deza-Tabeirós, Fernando Fernández Lamoso, y un agente facultativo medioambiental delante del cuartel general del tecor, en Sequeros, primero y ya en otros puntos de las parroquias por las que discurrió la batida más tarde. Así sucedió por ejemplo, con el control de microchips de los perros participantes, fundamentalmente grifones, azules y sabuesos.

Estos lograron encontrar varios rastros y los siguieron con rapidez. En Olives, al inicio de la batida, localizaron uno pero el animal logró escapar sano y salvo. Ya por la tarde, en una zona de valle del lugar de Golfariz -en la parroquia de Pardemarín- se desencamaron dos ejemplares. Contra uno incluso llegaron a producirse disparos. Pero la suerte estuvo de lado de los animales y lograron finalmente burlar la persecución de los cazadores y los canes por unos montes que los jabalís a buen seguro se conocen al dedillo. Aun sin comer a las 17.30 horas, los cazadores se lamentaban de que la suerte les había sido esquiva. Esperan -también por el bien de los ganaderos- que les sea más propicia en futuras batidas.