Mayorías absolutas que se logran con un voto de diferencia, finales de Champions que se ganan en los penaltis o incluso primarias del PSOE en las que un secretario general ganó por un estrecho margen de siete apoyos. Son los ejemplos a los que recurrió ayer el alcalde de Silleda, Manuel Cuiña, para zanjar las críticas de los dos partidos de la oposición sobre el resultado tan ajustado del referéndum popular que da luz verde al traslado del consistorio a la Casa da Cultura, con 1.056 votos frente a los 1.004 que se postularon en contra. Lo que es indudable es que, visto el resultado, la poca población que acudió a las urnas está dividida.

En cualquier caso, la normativa que rige el proceso de las consultas populares se limita a señalar que la opción que gana es la que obtiene mayor número de votos, sin marcan un límite mínimo de éstos. El regidor trasdezano admite que la consulta se saldó con un margen muy estrecho de apoyos, pero se basa precisamente en la Ley de 2010 para recalcar que "si el resultado es ajustado, no va a gobernar la opción que sacó menos votos, porque sería ilógico". Y, si uno contempla los porcentajes del "sí" y del "no", resulta que "sí que hay cierta diferencia", pues cosecharon, respectivamente, el 48,4 y el 46% de los apoyos.

El voto en blanco es otra de las cuestiones que levantó pullas entre la oposición y el gobierno que encabeza Cuiña. En las 13 mesas electorales se contabilizaron, en conjunto, 88 votos que no se decantaron ni por el sí ni por el no. Para el PP, estos votos también podían entenderse como contrarios al traslado. Sin embargo, desde la perspectiva de Cuiña y del gobierno "sería la primera vez que los votos en blanco se meten en el saco del no, y también podrían ir en el del sí, si tenemos en cuenta que la formación política que pidió el voto en blanco [en referencia al BNG], admitía estar de acuerdo con el traslado del consistorio". De hecho, el portavoz del Bloque, Matías Rodríguez da Torre, sí manifestó en algún pleno la conveniencia de trasladar el concello, aunque aseguró que votaría en blanco por la falta de información del coste del dicho cambio.

En relación, precisamente, a ese coste económico, Cuiña insiste en que el gobierno no está ocultando datos. "Los vecinos sabrán cuánto cuesta la mudanza el mismo día que lo sepa yo". Desde el Bloque en su momento se insinuó, en base a un estudio de los arquitectos municipales, que la inversión sería de entre 500.000 euros y un millón. En este sentido, Cuiña anima a la oposición "a que hagan, si quieren, un estudio de la estructura de la Casa da Cultura, de su tejado, que presenta filtraciones, y calculen así una aproximación económica". Adelanta que serán los arquitectos los que presenten alternativas, entre las que se escogerá la más idónea para un futuro consistorio en el que se integrarán los 45 trabajadores de todos los servicios, desperdigados ahora mismo en tres ubicaciones diferentes.

Auditorio

A decir verdad, la Casa da Cultura ya ejercía alguna que otra vez de inmueble para actos oficiales, como recepciones. Es más, suele ser el escenario habitual para el chupinazo de las fiestas de verano, y su reconversión en consistorio requiere una obra de reforma cuya dimensión se determinará ahora. El proyecto servirá, también, para decidir qué se hace con el consistorio actual y dónde se ubican las prestaciones que tiene a día de hoy la Casa da Cultura, es decir, el diseño "incluye a todos los servicios afectados". Uno de ellos es el auditorio. Cuiña explica al PP que la pérdida que mencionan los populares no es tan grave, si se tiene en cuenta que el casco urbano de Silleda cuenta con otros dos auditorios, el del recinto ferial de la Semana Verde y el del salón parroquial. Ambos se usan con mucha frecuencia a lo largo del año.