Plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Es un dicho que proviene del profeta musulmán Mujámmad y que quiere transmitir la idea de que es necesario que cada uno de nosotros deje un legado a la sociedad, bien a través del cuidado de la naturaleza, del relato de nuestras experiencias o de nuestro saber y, por último de nuestra descendencia.

Ese cuidado de la naturaleza se hace, año a año, más urgente, por obra y gracia del cambio climático, de la contaminación (de ríos y océanos, acústica, atmosférica...) y de una deforestación que muchas veces responde a criterios económicos. Ayer se conmemoró el Día del Medio Ambiente, y qué mejor para celebrarla que plantando un árbol, ahora que nos encontramos en plena guerra contra la eucaliptización. Fue la actividad que se celebró en Vila de Cruces: un grupo de voluntarios se acercó al parque de la residencia de mayores para plantar diversas especies autóctonas que, con el tiempo, darán sombra a usuarios de este servicio así como a los numerosos visitantes que suelen pasear por el enclave.

Cruces no fue el único municipio que celebró el 5 de junio. En Lalín -donde desde el cuatripartito se promovió el sábado una jornada en el área recreativa de Mouriscade- un grupo de 23 usuarios de Cruz Roja, acompañados por voluntarios, se desplazó a pie desde la sede de esta entidad hasta el punto limpio, en el polígono Lalín 2000, para conocer cómo funcionan estas instalaciones, donde pueden depositarse electrodomésticos en desuso, colchones y otros materiales.