Una vez rematado el pleno que celebró la corporación de Silleda el lunes para organizar la consulta popular del próximo 4 de junio, el portavoz del BNG, Matías Rodríguez da Torre, se despidió del alcalde, Manuel Cuiña, con un irónico "Manuel, no te pongas nervioso". El regidor, con un tono airado, zanjó el pleno diciendo que su partido nunca iba a defraudar a los vecinos ni a sus votantes, y que el traslado del consistorio a la Casa da Cultura ya era una propuesta que figuraba en su programa electoral. Acto seguido, levantó la sesión, pese a que tanto el Bloque como el PP reclamaban un turno de réplica.

Pero es que además, los ediles populares señalan que ni siquiera se votó la propuesta de organización de ese referéndum. El portavoz, José Luis Espiño, recalca que el pleno no era una dación de cuenta, sino una propuesta que tenía que pasar la criba de la corporación. "No deja de ser llamativo que la misma persona que dice que quiere que la gente opine, a continuación no deje que los representantes de los vecinos se expresen, lo que demuestra que todo el lío que está montando con el referéndum es solo una campaña de propaganda personal".

Para Espiño, la actitud de Cuiña al final de pleno solo demuestra "su carácter autoritario y su falta de cintura política. Solo quiere escuchar a quien opine como él", añade. Lamenta esta nueva salida de tono del alcalde, que con su actitud "prepotente y chulesca" cerró el debate para no tener que dar explicaciones a una oposición que pedía saber cuánto costará la materialización del traslado. El enfado repentino de regidor hasta provocó "que se olvidase de que había que votar la propuesta que llevaba a pleno".

José Luis Espiño hace memoria y apunta que no es la primera vez que Manuel Cuiña actúa de este modo, "faltándole al respecto al resto de la corporación, a los empresarios o a colectivos, por lo que consideramos que antes de cada sesión plenaria debería tomarse un tranquilizante".

El PP incide en que la organización de la consulta de junio "en ningún momento fue consensuada con el resto de los grupos, sino que fue el propio alcalde el que se limitó a explicar cómo iba a realizarse el proceso". A decir verdad, durante la sesión Cuiña propuso a los dos partidos de la oposición que decidiesen si escogían los trabajadores municipales en qué mesa querían estar o era los propios ediles los que repartían tres trabajadores por cada mesa, de forma aleatoria. Los populares concluyen diciendo que Cuiña trampea el coste real del traslado. Se preguntan por qué en los 7.535 euros que vale la consulta no se incluye el coste que supondrán los 3 días de libranza de los 15 empleados que descartaron cobrar los 180 euros por trabajar ese día, o si se reforzará la Policía local.