Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gabriel Contreras: "Las nuevas generaciones integradoras le han dado un repaso a los cimientos del lalinense"

"La cultura no es solo poder viajar y abrir libros, también es la medicina preventiva, por ejemplo"

Gabriel Contreras en un viaje reciente a la capital británica.

Visitar su consulta en el centro de Lalín es lo más parecido a estar en el puente de la nave Enterprise de la serie "Star Trek". Sin embargo, Gabriel Contreras es un dentista que echa mano de sus conocimientos psicológicos para hacer olvidar a sus pacientes que se encuentran en esos lugares a los que medio mundo le tiene pánico. De verbo fácil -reconoce con sorna que en eso influye el haber venido al mundo en Argentina-, estamos ante un profesional de la sanidad con un amplio bagaje cultural.

-¿Cómo es que terminó su familia en Lalín después de haber vivido toda la vida en Buenos Aires?

-Nosotros nos vinimos para aquí porque un buen día le dolió una muela a un hombre de Lalín, en Buenos Aires, que después se hizo muy amigo de mi padre y le ayudó al llegar a España cuando decidió emigrar. Caímos aquí en Lalín por ello, aunque aquel hombre era de origen andaluz, y por eso íbamos todos los veranos a Andalucía en vacaciones porque mi padre vivió desde el 36 al 52 vivió en Motril antes de marcharse para Argentina.

-¿El haber nacido en el Cono Sur y vivido en España le convierte en una especie de ciudadano del mundo, como aseguran algunos argentinos que conozco?

-Unamuno decía que el hombres es de donde hace el Bachillerato. Lo que más influye es el lugar donde te formas académicamente y, sobre todo, en ese período que va desde los 12 o 13 años hasta la primera juventud. Entonces me siento español y gallego más que argentino, claro. La verdad es que siendo hijo de italianos y andaluces, habiendo nacido en Argentina, teniendo una vida y una familia gallega y habiendo estudiado en Madrid, mi sentimiento es más bien cosmopolita. Pero realmente importante es que para mí el origen de una persona es completamente insustancial. Como no eliges donde naces, no es algo que pueda definirte más que de manera anecdótica. Todo aquello en lo que no interviene la voluntad es objeto del azar, me parece accidental y accesorio.

-¿Cómo fue su infancia en aquella Argentina de los años 80?

-Yo allí estudié siempre en colegios españoles. En Argentina hay una enseñanza pública buena, pero cada vez más degradada. Entonces los mejores colegios eran los que los emigrantes se hacían para ellos, como el Liceo Francés, el alemán, los judíos también tenían sus propios centros, y los españoles tenían los suyos con una gran presencia del clero. Eso hizo que estuviera en una especie de burbuja españolizada y más europea. Además, tú puedes tener nostalgia de un sitio que 30 años después ya no existe. Yo ahora voy a Argentina y aquella que dejé ya no existe. Lo que hay ahora es algo con lo que perdí todos aquellos vínculos.

-¿Cuál es la visión que tiene una persona cosmopolita de un municipio como el Lalín actual?

-Las nuevas generaciones que se han formado más le han dado un repaso a los cimientos del lalinense. Si bien es verdad que en las generaciones anteriores había también muy preparada, muchas veces coincidía con gente que se había tenido que marchar. Ahora, las nuevas generaciones tienen una visión muy integrado y desde luego yo me siento uno de ellos. No me siento como un argentino en Lalín, sino un lalinense de esos. Hay que reconocer que a todo ellos ha contribuido que muchos de esos jóvenes hayan podido estudiar fuera o gente que ha venido aquí a vivir. Cuando yo llegué probablemente fuera uno de los primeros niños que llegó del extranjero, porque en el colegio no sabían ni cómo hacer los papeles. Ahora, en cada clase debe de haber seis o siete chavales de muchos sitios del mundo. La multiculturalidad es un hecho en los sitios más recónditos.

-Usted tiene fama de viajero empedernido. ¿Le viene también de familia como la odontología?

-Siempre nos gustó viajar a los miembros de mi familia. Mi padre era un gran viajero y en Argentina teníamos una roulot y pasábamos las vacaciones siempre moviéndonos por Argentina. Después, cuando retornamos, siempre aprovechábamos cada ocasión para viajar por toda España porque mi padre también era un apasionado de la historia de España. Para mí viajar y leer, que van unidos, son una expresión de humildad porque si eres de los que te quedas con eso de que lo de tu pueblo es lo mejor, no pasas de tener una visión asilvestrada y parcial de lo que te rodea. Si quieres tener una visión humilde y abierta no te queda más remedio que abrir un libro y viajar.

-¿Sigue viajando a menudo o el hecho de ser padre le limita más?

-Viajamos de otra manera, con el niño. Antes hacía viajes en moto y recuerdo que en la universidad recuerdo trabajar en verano para viajar en invierno, pero con el niño también lo hacemos y queremos darle ese mensaje de que el mundo no se acaba en O Padornelo, que tiene que ver cosas y sentirse pequeño dentro de una cosa mucho mayor que no debe ver con superioridad sino con humildad. Creo que es un mensaje educativo que le va a servir también a él.

-¿Cómo calificaría la salud bucal de sus clientes de Lalín y del resto de la comarca dezana?

-La cosa ha mejorado muchísimo. Se nota un montón. La cultura no es sólo viajar y abrir libros, también es la medicina preventiva, por ejemplo. Desde luego que ha mejorado mucho tanto la higiene como la preocupación por la salud dental. Antes el motivo principal de la visita era casi siempre el dolor, o sea aquello de la obligación de tener que ir al dentista porque no me queda más remedio, pues ahora no tanto. Hoy en día el paciente acude porque nota una diferencia en las revisiones periódicas que le programamos o porque simplemente está preocupado por su estética o la función de su dentadura. El paciente tiene ahora mucha más información que hace unos años y hace buen uso de ella. La verdad es que es de agradecer, y no depende sólo de nuestra labor, que puede ser didáctica en muchos casos pero es siempre limitada. También influyen en ello los medios de comunicación, que contribuyen a que todo esto sea así, afortunadamente para todos, para nosotros, pero también para los pacientes que nos vienen a pedir un consejo.

Compartir el artículo

stats