Después de casi dos años la Mancomunidade Terras de Deza celebró un pleno en el que sus representantes aprobaron el presupuesto para este año. La cuenta, de 133.202 euros, salió adelante con los 12 votos favorables del PP, mientras que los grupos del PSOE y de Compromiso por Lalín (CXL) optaron por la abstención y el BNG lo hizo en contra.

El presidente de la agrupación de concellos que integran Lalín, Silleda, Vila de Cruces, Rodeiro y Agolada; el mandatario rodeirense, Luis López, llegó a la sesión un día después de que los nacionalistas dezanos reclamasen su dimisión por su incapacidad de gestión. Este argumento fue repetido por el portavoz del grupo del BNG en el pleno, el edil cruceño Xoán Blanco, que en cierta medida obtuvo el respaldo de sus homólogos del PSOE (el lalinense Nicolás González Casares) y el mandatario también lalinense de Compromiso, Rafael Cuiña. López abrió el pleno, consciente de las críticas que recibiría por la parálisis del ente, exponiendo que en esta nueva etapa serían convocados los órganos de gobierno en tiempo y forma. Pero también resaltó que la Mancomunidade no puede ser más ambiciosa porque su capacidad se limita a las aportaciones de los concellos, que se mantienen, impidiendo así la consecución de propuestas valoradas como un segundo equipo de maquinaria. Es decir, si no hay más dinero, tampoco se puede reivindicar una mayor capacidad. El presidente recordó a Mario García Otero, extrabajador de la mancomunidad recientemente fallecido.

La primera réplica a la intervención del presidente llegó del portavoz socialista. Casares dijo que la institución comarcal acumulaba 23 meses de inactividad por culpa de su presidente y avanzó que si bien habría abstención en las cuentas como prueba de un voto de confianza, éste se mudaría en reclamar la disolución del ente si en esta nueva etapa no se le daba utilidad. Y afeó a López por un reiterado incumplimiento de los estatutos de una organización en cuyo pleno de ayer el PP tenía 12 miembros por 6 del PSOE, 3 de Compromiso y 2 del BNG. Rafael Cuiña, que hizo suya parte de la intervención de Casares, dijo que daba un voto de confianza a López en esta nueva etapa, aunque cuestionando "lo que se hizo hasta ahora". Y pidió que como se había reclamado en las reuniones de alcaldes que Lalín contase siempre con la maquinaria, al margen de las rotaciones, un mes completo en verano al ser el concello que más recursos aporta.

En un pleno con un ambiente calmado Xoán Blanco sí lanzó algunas pullas al presidente al que el BNG había pedido su cese. López dijo que los miembros de este partido actuaban como emisarios políticos de su jefe en la comarca -en relación al edil lalinense Francisco Vilariño- y cuestionó -después también lo hizo el regidor de Silleda, Manuel Cuiña- que Blanco hablase de falta de transparencia por las reuniones reservadas a los alcaldes en las que el BNG no está presente. El munícipe trasdezano dijo que las "timbas de alcaldes" aludidas por Blanco son fundamentales para la coordinación de este organismo, que no puede limitar su actividad a dos plenos al año y por eso estos encuentros son fundamentales. El regidor cruceño, Jesús Otero, pidió a Blanco que obviase hablar de "timbas de alcaldes" a encuentros en los que se va a trabajar "no a jugar a las cartas".