Disfruta de los últimos días de su baja de paternidad en la isla de Tenerife encantado después de haber sido padre por vez primera de una niña. Está encantado en Canarias, aunque reconoce echar de menos a los suyos y a su tierra natal, Silleda, que visita las pocas veces a lo largo del año que se lo permite su trabajo en el archipiélago.
-Supongo que para alguien que ha estudiado gestión de empresas hoteleras trabajar en Canarias es como si le hubiera tocado la lotería.
-Para los principales mercados emisores en Europa, Canarias es el más importante destino, sobre todo invernal. Además, ahora con todos los conflictos que desgraciadamente está habiendo en Turquía, en Túnez y en todo el sur del mediterráneo, llevamos seis años batiendo récords. Estoy convencido de que esto cambiará en algún momento, pero mientras tanto nos estamos aprovechando de toda esta situación y del buen hacer en el destino. Los hoteleros cada vez están más concienciados de que hay que rematar la oferta porque hubo ahí atrás unos años de un poco de dejadez, y sí que se está tomando más conciencia ahora mismo de todo esto.
-¿Estaba Canarias preparado para una avalancha de visitantes como la que está recibiendo producto de esa coyuntura especial?
-Es verdad que la isla de Tenerife está desbordada, sobre todo en invierno a nivel de infraestructuras y servicios públicos. De hecho hay muchas plataformas críticas, como las relativas al estado que presentan las carreteras y también es verdad que no queda más remedio que adaptarse si queremos seguir creciendo porque es imprescindible adaptar el destino a estas nuevas circunstancias que tenemos. El turismo es más del 30 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de las islas y eso es mucho.
-¿Se ha mejorado mucho en la gestión de la oferta turística y, en especial, en el trato al visitante con respecto a épocas pasadas?
-A nivel de servicio, por supuesto. Como te decía antes, se está tomando mucha conciencia al respecto y lo notamos mucho cuando nos comparamos con destinos como Túnez, Turquía o Marruecos, por poner sólo tres ejemplos cercanos. El personal de esos países no tiene a lo mejor esa sensibilidad y esa experiencia de tantos años que tenemos nosotros. La estrategia de las compañías pasa de manera inequívoca por fidelizar a través del servicio y de la experiencia. Ahora se lleva mucho lo de la experiencia. Es verdad que la parte tangible debe de estar muy bien, pero realmente en el proceso de fidelización lo que tiene un valor importantísimo es la parte del servicio, de la empatía, de cuidar al visitante, de generar un buen recuerdo para fidelizar a esa clientela. Aquí en Canarias, y en nuestra empresa por supuesto, nos consta que eso es extensible al resto de marcas competidoras.
-¿Cambió el perfil del turista que recala en Canarias o es el que todos tenemos en mente, es decir, europeo de mediana edad y con ganas de descanso en su jubilación?
-Los dos mercados principales, aquí en Canarias, a nivel global es el británico, con casi el 40 por ciento de cuota de mercado, y el alemán con cerca del 30. Sí que es verdad que periódicamente se incorporaron nuevos mercados como el polaco, que entró con mucha fuerza, el ruso, que pasó un bache muy gordo en estos últimos años, pero que está volviendo a recuperarse, y ahora nosotros estamos incorporando, por ejemplo, varios touroperadores del mercado húngaro, que es un destino que va ganando capacidad adquisitiva y que quieren llegar. En cuanto a las necesidades y expectativas, lo que nosotros detectamos es que ya no vale sólo vender el destino como garantía d sol, el cliente cada vez exige más en cuanto a servicio e instalaciones. Hay otros destinos que vienen muy fuertes como Turquía o Marruecos que son una competencia continua porque cuentan con muy buenas instalaciones. Tenemos que actualizarnos si queremos seguir siendo competitivos. No es suficiente con ofrecer sol y la eterna primavera canaria, hay que ir más allá y en eso estamos ahora en la hostelería.
-Volviendo al tema de la coyuntura de algunas destinos en cuanto a la seguridad, ¿Canarias también vende seguridad, a pesar de lo que está sucediendo en Occidente?
-Es una pregunta complicada de responder porque es una información que no manejo. De todas formas, el día a día demuestra que el turista apuesta por Canarias porque tiene esa sensación de seguridad aquí. A día de hoy nadie está seguro, en especial por el modus operandi de esta gente, que actúan con una facilidad y una frialdad que creo que aquí no se salva nadie. Sí que es verdad que, por lo que nos llega del gobierno de Canarias, que las medidas de seguridad se están extremando y es algo que lo vemos cuando salimos a la calle. Sobre todo lo notamos en los aeropuertos, donde los controles son más exhaustivos y tocamos madera para que esto siga así mucho tiempo.
-¿Le gustaría volver a su tierra gallega para comandar un establecimiento de Barceló Hotel Group?
-La morriña siempre está ahí, por supuesto, es algo que de lo que no podemos desprender nunca. Para mí lo más complicado es la distancia con mi familia porque eso es sin duda lo que peor llevo. A nivel profesional estoy muy bien aquí porque en Canarias se vive muy bien, principalmente por el clima, pero nunca se puede decir nada. Galicia es mi tierra y voy cada vez que puedo, como tres o cuatro veces al año para ver a mis padres y sobrinos.
