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Esperanza Senande Méijome: "El cliente famoso del hostal está convencido de que dentro del edificio está protegido"

"Los reyes me llamaron la atención por su cercanía; cuando me saludaron les di la mano y les dije: '¡Hola!, ¿qué tal?', a los dos"

Esperanza Senande posa en uno de los patios del Hostal dos Reis Católicos. // Xoán Álvarez

Todo el mundo la conoce como Piti porque una prima suya al querer llamarle Esperanzita decía Pitita. Durante el tiempo que estudió en Santiago pasaba casi a diario por delante del Hostal dos Reis Católicos sin apenas fijarse en él "porque le veía las banderas fuera y pensaba que era un edificio del Ayuntamiento". Empezó trabajando en la recepción del parador compostelano hasta convertirse en la responsable de eventos del establecimiento emplazado en plena Praza do Obradoiro.

-¿Cuál es el cometido que realiza en el parador de Santiago?

-Soy la persona encargada de los eventos que se hacen en el parador. Yo saqué mi plaza en recepción y de ahí me fui moviendo y promocionado. Llevo desde 2005 organizando eventos en el parador.

-Desde fuera parece fácil organizar cualquier evento en un marco tan espectacular como el del Hostal dos Reis Católicos, ¿es así?

-Está claro que el edificio atrae por sí mismo y se puede decir que se vende solo por que es emblemático, tiene 500 años de historia, y fue un hospital de peregrinos. Cuando se abrió en 1954 como hotel a la gente en general le pareció algo muy prohibitivo y casi nadie pensaba por entonces que podía permitirse venir al hostal. De hecho, mucha gente de Santiago no conoce el edificio por dentro, aunque lo ha admirado por lo que se contempla desde fuera. Como digo, es un edificio que se vende solo pero también cuenta con la peculiaridad de su gran historia.

-¿Se adapta bien una construcción plateresca a las exigencias de los eventos del siglo XXI?

-Sin duda. Nosotros hacemos desde congresos hasta bodas, pasando por reuniones o conferencias. No existe ningún evento que no puedas decir que es imposible realizar dentro del hostal. Algunas veces, a lo mejor, cuesta encajar determinados eventos a lo que es la distribución del edificio. Por ejemplo, si buscas un salón diáfano con capacidad para 400 personas es complicado encontrarlo en una planta como la del parador. Son 500 años de edificio y el peso de la historia muy grande. Nos pasa algo curioso con los emigrantes porque cuando vienen aquí a celebrar su boda o son los dos extranjeros o uno de los dos hijo de emigrantes o emigró porque estudió fuera. Vienen a casarse a Galicia y eligen el parador porque es un sitio muy céntrico para las comunicaciones y, por supuesto, para llevarse el recuerdo de haberse casado en un marco como el del parador.

-¿Cómo consiguen compaginar la presencia de VIP como reyes, presidentes o famosos con la presencia del resto de clientes que acuden a las instalaciones?

-No te creas. Yo llevo 15 años en la casa, y venía para estar un par de meses haciendo mis prácticas, y a todo te acostumbras. Afortunadamente desde hace años el hotel es asequible para mucha más gente que cuando se abrió. El que viene aquí sabe perfectamente que se puede cruzar con alguien importante, y lo asumen como algo normal. Tampoco lo notas tanto como se podría pensar desde fuera. Como digo es algo que no alarma a nadie ni altera la vida diaria de un parador como el de Santiago, por el que pasa todo tipo de clientes.

-De todos esos clientes especiales, ¿recuerda a alguien que le haya llamado la atención especialmente por algún rasgo peculiar

-Trabajando en un sitio como el parador acumulas muchísimas anécdotas, y más aún los que llevan mucho más tiempo que yo, por razones obvias. Tengo que decir que los reyes me llamaron mucho la atención por su cercanía, y eso que los conocí hace mucho tiempo, cuando aún estaba en recepción. Me parecieron muy cercanos. Ellos suelen saludar a todo el mundo cuando llegan a cualquier lugar. Recuerdo que estaba en la recepción pensando qué tenía que hacer cuando los tuviera delante. Me pillaron tan in fraganti que cuando me saludaron les di la mano y les dije: "¡Hola, ¿qué tal?".

-¿Es cierto que cuanto más prestigio o fama tienen algunos personajes se muestran más sencillos?

-Evidentemente hay de todo. También hay alguno del mundo del espectáculo que mira por encima del hombro, pero no me gustaría generalizar porque cada caso es diferente, por supuesto. Sí te puedo decir que el cliente del hostal está convencido de que dentro de él va a estar muy protegido. Me refiero que el famoso, por ejemplo, sabe que aquí es muy raro que se encuentre a personas pidiéndole autógrafos o algo parecido. Estamos todos tan acostumbrados a tratar a este tipo de clientes que todos los tratamos como gente normal porque cada uno está a lo suyo porque es algo habitual que nos visiten personas conocidas.

-¿Es cierto que en una ocasión a una ministra con su secretaria?

-Eso fue muy gracioso, la verdad. Resulta que nos habían avisado que vendría una ministra al hostal, y a mi se me dio por buscarla en Google para saber exactamente quién era cuando llegase. El caso es que salí de un ascensor y me encontré de frente con su secretaria, que era clavada a ella, y la saludé efusivamente con un "bienvenida señora ministra". La secretaria me dijo que no era ella, pero que la ministra venía por detrás de ella. Todo quedó en una anécdota graciosa, que le puede pasar a cualquiera porque eran muy iguales.

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