"No vienen a mirar lo que hay, pero se quejan de que no está en regla", lamentaba ayer Maximiliano Rossi, uno de los responsables del circo y entrenador de los cocodrilos, mientras invitaba a pasar a los primeros espectadores. "Toda España me está diciendo que esto es una vergüenza", dice en alusión a los profesionales de otras localidades con los que trabaja en sus giras. Señala que del espectáculo viven cuatro familias -15 personas- y que desde que el pasado lunes se instalaron en A Baiuca están sin agua. Es más, asegura que la Policía Local pidió a la vecina que se la suministra que dejase de hacerlo. El circo cuenta con siete serpientes y siete cocodrilos.