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AP-53, la autopista olvidada de Galicia

El Parlamento autonómico vuelve solicitar al Estado la transferencia de la AP-9, pero obvia la vía Santiago-Dozón -Las iniciativas anteriores fueron bloqueadas por el Gobierno central

La AP-53 alzanzó en enero 5.530 vehículos diaros de media. // Bernabé/J.Lalín

El Parlamento de Galicia aprobó ayer por unanimidad una nueva proposición de ley para reclamar al Gobierno central el traspaso a Galicia de la Autopista del Atlántico (AP-9). No ha sido la primera y quizá tampoco la última, pero en esta iniciativa se ha excluido a la vía de alta capacidad que une la capital gallega con la comarca dezana: la AP-53, una de las autopistas de pago más caras de España y que desde su puesta en marcha, en 2003, su precio no solo no se ha amortiguado sino que se disparó en cerca de un 75%.

La voluntad de las fuerzas políticas autonómicas e incluso de las municipales dezanas ha caído históricamente en saco roto. Las reivindicaciones llegan a Madrid y allí el Gobierno Central las bloquea, impidiendo el traspaso a la Xunta de ambas vías vertebradoras del territorio gallego para poder minimizar el coste que tiene para los usuarios su utilización. La anterior proposición de ley en este sentido de la Cámara autonómica, para la AP-9, fue tumbada por el Gobierno Central porque, además de defender la pertenencia de la vía a la red estatal de carreteras, también entendía que las arcas del Estado tenían que asumir todos los costes derivados del traspaso. En el caso de la vía Santiago-Alto de Santo Domingo (Dozón) también salió adelante un acuerdo unánime en O Hórreo, sin que de momento haya avances ni se le esperen. La dimensión de la AP-9 sobre la respecto de la AP-53 motiva que quizá exista un mayor interés en hacer bandera reivindicativa de la vía que comunica el norte con el sur de Galicia que la que presta servicio a un número de potenciales usuarios mucho menor, pero que también castiga a la comarca dezana.

De los concellos de Lalín o Silleda han salido iniciativas reivindicando una rebaja de tarifas e incluso otras más oníricas como la supresión total del peaje en la AP-53, además de las propias de la cámara autonómica, pero la realidad son 17 años sin resultados. Un escollo para el traspaso de la autopista "doméstica" a la Xunta está en el aportación de 60 millones del Estado para la construcción de la vía que Fomento se niega a condonar, mientras que la misma cantidad fue habilitada de fondos de la Xunta en su momento, aunque en este caso a fondo perdido.

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