Caminar con los pies, y la vista, en el suelo. Es lo que últimamente han de hacer quienes paseen por las calles del centro de la villa estradense si no quieren acabar con restos de heces de perro o de gato bajo la suela de los zapatos. Se trata de una problemática que A Estrada arrastra desde hace tiempo, de difícil solución y que se ha recrudecido en los últimos meses. El edil delegado de Medio Ambiente, Juan Constenla, reconoce que al Concello han llegado quejas de vecinos, molestos por esta suciedad en la vía pública. "Se está notando, de nuevo, un repunte de esta desagradable situación para los viandantes", señala.
La presencia de defecaciones es evidente en las principales calles comerciales, como Calvo Sotelo o Justo Martínez, pero también en otras próximas como Serafín Pazo o San Antonio, donde el paso de las mascotas a cargo de propietarios incívicos acaba dejando una desagradable huella. Sin embargo, este tipo de deshechos no solo ensucian las calles más céntricas de A Estrada, sino que también su presencia es notoria en otras zonas como Figueiroa, donde las aceras de las inmediaciones del colegio público y la guardería municipal soportan, igualmente, la presencia de excrementos de animales de compañía que padres y alumnos tienen que sortear para evitar pisar.
Consciente de la problemática, el edil de Medio Ambiente explicó ayer que pedirá a los agentes de la Policía Local que refuercen la vigilancia en los puntos más habituales de paseo de estas mascotas y en aquellas zonas donde se evidencia una presencia mayor de heces. El objetivo es "concienciar" a los propietarios para que "cumplan con su obligación" y recojan las deposiciones de sus perros y gatos cuando salgan a pasear. La voluntad de los dueños es la única solución a un problema que preocupa no solo a vecinos, sino también a comerciantes y, por consiguiente, al propio gobierno local.
El Reglamento de Protección del Medio Ambiente, Limpieza y Recogida de Basura en el Concello de A Estrada contempla la obligatoriedad de recoger este tipo de restos por parte de la persona que lleve animales por la vía pública y establece una sanción de 90 euros para quien incumpla. Sin embargo, y a pesar de los años de vigencia, la Policía Local no ha interpuesto ninguna multa. Hasta el momento, los agentes vienen realizando una labor de apercibimiento a los propietarios, instando a aquellos infractores a que cumplan la normativa.
El uso de los seis contenedores específicos de expedición de bolsas y recogida de excrementos que hay repartidos por el casco urbano es "prácticamente nulo", según admite Constenla. De hecho, hace tiempo que no se reponen dichas bolsas, en su momento robadas para otros usos. En todo caso, recuerda que los dueños tienen la "obligación" de llevar a mano las suyas para recoger los restos de sus mascotas y que estos pueden depositarse en las papeleras habituales.
