Por segunda vez en menos de un mes, sociedades de caza de Cotobade protagonizaron ayer una batida de lobos en montes del municipio, una acción derivada del aumento de los ataques a ganado de la zona, especialmente del empresario de Viascón Roberto Louzán, uno de los impulsores de estas partidas cinegéticas. El peinado del monte, que se llevó a cabo durante toda la mañana, contaba con la autorización de la Consellería de Medio Ambiente, pero ha sido objeto de una denuncia por parte de la asociación ecologista Adega, que critica esta sucesión de permisos otorgados por la Xunta de Galicia. El colectivo llegó a solicitar incluso la suspensión de la salida de ayer de los cazadores.

Finca ecológica en Viascón

La batida se produce después de varios ataques registrados en las últimas semanas en la comarca, tanto en Cerdedo-Cotobade como en otros municipios próximos y que se atribuyen a los lobos. De hecho, ya hubo una batida recientemente en la que no se abatió ninguna pieza, por lo que la Xunta autorizó una segunda, la celebrada ayer. En cambio, Adega sostiene que en aquella primera salida sí fue cazada una loba, "de forma ilegal", por lo que considera "irregular" la autorización de ayer.

En todo caso, nadie duda de que son los lobos los autores de los ataques al ganado y así se certifica en los partes de los agentes que acudieron a la granja de Roberto Louzán. Según sus explicaciones, en uno de los últimos ataques perdió nueve cabras y ya solo tiene unas cuarenta de un rebaño inicial de 170. Después también también murió uno de sus perros al enfrentarse a los lobos.

Pero no son las únicas bajas sufridas por este ganadero, que abrió una granja de carne ecológica hace unos años en Viascón.Recibió para ello una subvención de Medio Rural que ascendió a casi 42.500 euros, con la que llevó a cabo un cierre de 5,5 kilómetros, además de comprar 15 cabezas de ganado, todas ellas de raza autóctona. En total, la finca contaba en enero de 2015 con 36 cabezas de ganado ecológico en una explotación de 60 hectáreas, más ocho hectáreas de fincas propias para forraje entre Viascón y Carballedo.

Desde entonces adquirió más cabezas, que, según sus quejas, son objeto de constantes ataques, y ni siquiera las vallas o los perros los evitan. Ya a finales de 2016 denunció la pérdida de al menos 30 reses en aquel año, por lo que duda de la viabilidad de su explotación y de la falta de ayudas para hacer frente a las pérdidas.