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Cuando lo exótico es la compañía

El Seprona intervino en 38 incautaciones de especies amenazadas en la provincia de Pontevedra el pasado año

José Antonio Vázquez muestra dos conejos de pequeño tamaño que vende en su tienda. // Bernabé/Cris M.V.

Durante 2016, el Servicio de Protección de la Naturaleza -Seprona- de la Guardia Civil realizó en la provincia de Pontevedra 38 intervenciones relacionadas con especies en peligro. En total, los agentes decomisaron 97 animales y plantas que se rigen por el convenio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre, más conocido como Convenio CITES.

La mayoría de esas intervenciones se relacionan con aves y reptiles, tanto por tenencia como por comercio. Según recoge la memoria anual del Seprona, las diez incautaciones de aves efectuadas en el anterior ejercicio incluyeron un águila real, una amazona oratrix, aratingas de sol, cernícalos, cotorras, yacos y un tucán, entre otras especies. La mayor parte fueron clasificados en el apartado del estado del espécimen como "vivos", aunque también se registraron "naturalizados", es decir, introducidos en un área geográfica diferente a la suya originaria.

Respecto a los reptiles, las diez intervenciones realizadas se saldaron con 23 unidades. Entre ellas, tres cocodrilos naturalizados, tres escorpiones asiáticos, tres lagartos naturalizados, tres pitones, tres tortugas sulcatas, dos caimanes naturalizados y dos cobras blancas, además de una caracola y dos pieles de serpientes de pitón. Por otra parte, fueron incautadas pieles de tres ejemplares de elefante africano, tres de leopardo, una de serval, una de chacal y una de tigre, además de dos chinchillas y un armadillo naturalizado. Tres ranas dardo vivas, una tortuga marina naturalizada y dos almejas gigantes naturalizadas completan el lote animal.

Aunque la presencia de animales exóticos es más numerosa en las ciudades, también en los municipios rurales hay personas que tienen este tipo de especies como mascotas. "Algo hay, pero muy poca cosa. Estamos a nivel de aldea, no es como en las grandes ciudades. Sé de alguna iguana, algún hurón, algún camaleón y alguna serpiente. Y tengo un cliente que tiene una rata. Después, sigue habiendo gente con hámsters, con conejos enanos, etc. Pero, la verdad, es que la presencia de especies exóticas aquí no es muy significativa". Lo explica José Antonio Vázquez, responsable del establecimiento Zoosan, en A Estrada.

"Gente joven a la que le gusta probar cosas nuevas" es el perfil de propietario. "En el caso de los reptiles, son animales muy difíciles de conservar, de cuidar, y acaban aburriéndose de ellos", señala. Y es que, elegir mascota también va con las modas. "La gente quiere probar cosas nuevas. Y eso que no son nada baratos. Una iguana puede costar 20 euros, pero un terrario decente para que pueda vivir en unas condiciones óptimas puede valer 150 o 200 euros. Los reptiles son animales de sangre fría, por lo que necesitan tener un terrario a 24 o 25 grados permanentemente y eso cuesta caro. No es como un hurón, que es como tener un gato".

Los últimos caprichos de moda son también los conejos pequeños, aunque tampoco falta quien lleva lo éxótico al extremo. "El encargo más raro que me han hecho fue una tarántula. Fue un chaval, hace años", apunta Vázquez.

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