"Ya es la séptima vez que nos viene, así que ya estamos acostumbrados". Así de resignado se mostraba en la mañana de ayer Alberto Bermúdez, un vecino de la parroquia estradense de Callobre que lleva ya una veintena de bajas en su ganado en los últimos ocho años debido al ataque, presuntamente del lobo. A este animal atribuye la última de las muertes en su cabaña, ocurrida en la madrugada o a primera hora de ayer: un ternero recién nacido que no pudo escapar de las fauces del cánido.

La cría fallecida fue encontrada por su propietario a primera hora de la mañana en una finca en medio del núcleo de casas del lugar de Nogueira. La madre, una vaca de carne, dio a luz allí, de madrugada, a dos terneros. Su dueño cree que el animal que corrió peor suerte puedo haber sido descuidado por su madre, centrada en atender el alumbramiento de la segunda cría, momento que el can aprovechó para atacar. "La vaca trajo dos y se nota que uno de ellos se alejó con la vaca y el otro quedó atrás solo y lo atacó", explica Bermúdez.

En la misma finca, junto a las primeras casas del lugar, pastaban otras tres vacas no criadas en libertad -no estabuladas- y una potra, un ganado que no logró intimidar al atacante, que tuvo tiempo de llevarse las vísceras del recién nacido. "Debió nacer a las seis y media o siete de la mañana porque cuando lo encontré aún estaba mojado", precisa el propietario. "La finca tiene casas todo alrededor, así que mira tú", lamenta.

Muy a su pesar, este no es la primera vez que sufre este tipo de incidentes. Asegura que en los últimos ocho años su ganado ha padecido la incursión de este animal salvaje en al menos siete ocasiones. Sí es la primera ocasión en que el cánido le mata una res vacuna, puesto que en todas las veces anteriores sus presas fueron las ovejas. Calcula que ha perdido ya una veintena. "Las ovejas las tenemos delante de la casa, en el salido, y es a donde siempre viene", a pesar de que el terreno está cercado con valla de obra de "dos metros y medio de altura o más", señala.

El último ataque a su ganado fue hace menos de seis meses. El 16 de agosto, el cánido irrumpió en el prado donde pastaban las ovejas y mató cinco de ellas. Entonces, igual que ayer, denunció los hechos ante las autoridades medioambientales para que levantasen acta.

La incursión de este tipo de especie en la zona preocupa a los vecinos de la parroquia. En las últimas semanas uno de ellos atropelló a un ejemplar con su todoterreno y a la baja de ganado hay que sumar varios casos desapariciones de perros en viviendas de las que culpan al lobo. Según dicen, su presencia cuando cae la noche se está convirtiendo en rutina.