El Concello de Lalín presentó ayer un trabajo sobre la siniestralidad por accidentes de circulación en el núcleo urbano en los últimos cuatro años, un estudio que servirá a la administración local tanto para actuar en este sentido como para establecer las directrices del plan de movilidad, que, ligado al plan DUSI, se pondrá en marcha en los próximos meses.

El concejal de Urbanismo, Nicolás González Casares, fue el encargado de coordinar un exhaustivo trabajo en el que colaboró la Policía Local y trabajadores municipales, partiendo de referencias básicas como los censos de siniestros de la agrupación de la policía municipal. Este registro, entre los años 2013 y 2016, fue utilizado para configurar unos mapas de siniestralidad por calles, puntos negros, posibles motivos de la accidentalidad y otras particularidades, además de dibujar una especie de geolocalización de los sucesos. Este estudio no solo será un recurso para el Concello, sino que será remitido a la Dirección General de Tráfico (DGT) o a la Xunta, pues algunas de las áreas más conflictivas también comprenden vías de Fomento o de la administración autonómica.

En primer lugar, en las conclusiones, Casares apuntó que en estos cuatro años se produjeron un total de 335 accidentes. La tendencia fue en constante acceso, "como ocurre en Galicia o en las carreteras de España, pues esto no es exclusivo de Lalín", y se partió de los 78 accidentes en 2013 a 79 al año siguiente. Durante 2014 el informe municipal tiene constancia de 83 siniestros, mientras que el año pasado fueron exactamente 95. En este análisis también se establece una evolución del número de heridos, que suman 49 casos, en la mayor parte con heridas de levedad, aunque a finales de diciembre pasado sí hubo un fallecido en la calle Principal, cerca de la Fonte dos Cabalos. En las dos primeras anualidades de dicho informe aparecen 13 y 12 heridos, en el transcurso de 2015 el censo descendió hasta los 7 heridos, pero el pasado año se alcanzó la cifra más alta de los últimos 48 meses, con 17 heridos.

En lo que respecta a la accidentalidad en función del tipo de vía hay que apuntar que las carreteras municipales concentran el 72,5 de los accidentes (243) y una treintena de heridos. En vías de Fomento fueron el 21% y estos 71 siniestros dejaron 17 personas heridas. Las carreteras de la Xunta son las que presentan un mejor índice de siniestralidad, ya que los 21 accidentes en cuatro años suponen el 6,27%. Y solo hubo dos heridos.

Casares hizo hincapié en la necesidad de tomar conciencia a adecuar la velocidad a las vías por las que se transita, si bien la siniestralidad no podría atribuirse en exclusiva a este asunto, sino también a otros parámetros como un mala señalización, zonas con una alta densidad de tráfico e incluso a la orografía del terreno. De la veintena de atropellos, 14 corresponden a vías municipales, seis a carreteras del Estado y ninguno en las de la Xunta. Por años, en 2013 hubo 3 incidentes de este tipo, 6 durante el siguiente y 4 y 7 en 2015 y 2016 respectivamente.

Otras zonas peligrosas

El teniente de alcalde explicó que se constatan nueve putos negros con una accidentalidad más elevada: la rotonda de la Avenida Xosé Cuiña en su enlace con Donramiro, la rúa Ponte (a la altura de la parrillada Montoto), la intersección de las avenidas Estación y Madrid, la rotonda en la N-525 entre la Avenida Cuiña y Carragoso, la zona de A Corredoira (gasolinera), la práctica totalidad de la calle Areal, el cruce entre Ponte, Areal y Principal (anexo a la Fonte dos Cabalos), la Praza da Marina y Penatoares y la calle C, a la altura del ambulatorio. Menos incidencia, pero también a analizar, son los problemas de tráfico en las zonas de Ramón Aller y Fonte Sanguiña, Avenida Luis González Taboada (a la altura de la farmacia), el cruce de Avenida da Estación con González Taboada y Bos Aires, la zona de curva de la calle D o en la B, las intersecciones de Pintor Laxeiro y Maruja Gutiérrez.

Una vez que el Concello dispone de este documento, ahora se tratará de aprovechar sus conclusiones. Pero además, González Casares insistió durante su comparecencia de ayer en que con una siniestralidad baja se logra un doble objetivo: minimizar las consecuencias de los posibles accidentes, además de que socialmente Lalín sea vista como una villa tranquila en este sentido, "en la que los peatones pueden circular sin problemas y los padres confiarán más en la seguridad de sus hijos". En este sentido, el responsable municipal de Urbanismo apostilló que trabajos como el presentado ayer sirven como herramienta para diseñar posibles cambios en la propia concepción o modelo de ciudad. "Pero ahora, como en otras cosas, hay que pasar de la planificación, a la acción", manifestó. En relación a la reunión de días atrás con miembros de Tráfico, Policía Local o Protección Civil tras la que se planteó la instalación de radares en algunas calles, el edil dijo que en caso de que así sea al Concello no le interesa el afán recaudatorio sino que, "como parece que ocurrió, que sirviese para hablar y debatir acerca de la seguridad vial".

DUSI

Por otro lado, Casares dijo que el DUSI fijará estrategias en la planificación de la movilidad, no solo en el tráfico. Y avanzó que tras la reunión celebrada en Madrid esta semana se explicó a los concellos que las directrices del plan deben entregarse antes del 14 de febrero. Además, tanto Lalín como A Estrada, "que llegaremos en plazo", están obligados a crear una comisión antifraude para dar seguimiento a los procesos de licitación y contratación de estos proyectos comunitarios.