-¿Será complicado resumir las más de 1.000 páginas de la tesis en una obra publicable?
-Ahora se verá si resulta viable o no por distintos medios. Pienso que lo mejor sería publicarla por capítulos porque cada tiene algo más de 300 páginas. De hecho, el jurado que la calificó dijo que no se trataba de una tesis sino de 56 en una, pero a mí ahora lo único que me interesa es corregir los posibles fallos que tenga y, después, se pensará si alguien la financia.
-¿Le gustaría seguir investigando sobre más personajes nacidos en Lalín en cualquier otro municipio de la comarca?
-A mí me gustaría seguir investigando, y seguro que sobre don Ramón nos quedaron muchas cosas atrás. También se hizo un inventario y catalogación para que todos los que vengan después, y quieran investigar sobre don Ramón, puedan tener claro dónde está su legado tanto científico como personal. Me gustaría investigar sobre el matemático Rodríguez, pero me parece muy difícil porque sabemos que su obra está lejos, viajó a Inglaterra y Francia, aunque tiene una vida muy similar a don Ramón porque también era sacerdote, fue astrónomo y director del observatorio de Madrid. Tiene menos producción que don Ramón, está más desperdigada o, a lo mejor, está publicada a nombre de otro. Habría que visitar muchos archivos fuera de España y ahora tienes que investigar por tu cuenta porque nadie te da nada.
-¿Cuánto tiempo le llevo su trabajo sobre Aller Ulloa?
-Esta tesis la empecé un 11 de octubre de hace cuatro años. Cuando hice los cursos de post-grado, de 15 que éramos entonces sólo terminaron leyendo dos y se dedicaron a tiempo completo. Algunos estuvieron becados con el departamento con el directo de su tesis. Yo lo tuve que compaginar con mi trabajo. Insisto en que esta tesis no sólo es mía, sino de toda la gente que me ayudó, y que fue mucha, como los que entrevisté, los que me dieron ánimos para seguir, los que me buscaron información y mi propia familia, porque yo conté con mucha ayuda en todos los sitios. Y eso que varias veces pensé en tirar la toalla, pero Docobo me dijo que a él ningún alumno lo dejaba plantado, y menos aún alguien como yo porque pensaba que podía hacerlo.
