El Castro Tecnolóxico fue muy cuestionado por los grupos de la oposición cuando el excalcalde, José Crespo, anunció un concurso de ideas para la nueva casa consistorial. Su elevado coste o la conveniencia de apostar por un edificio más modesto fueron algunos de los argumentos repetidos que, sin embargo, no consiguieron que el anterior gobierno local variase su concepción del proyecto; algo que ahora Crespo reprocha a los grupos que integran el ejecutivo local cuando a su juicio admiten que la obra fue un acierto y que en el contexto económico de los últimos años no podría llevarse a cabo un proyecto de esta envergadura. A su coste, de en torno a 14 millones, hay que sumar el mantenimiento que tiene una obra de esta magnitud, concebida por los arquitectos Luis Mansilla y Emilio Tuñón.

En verano de 2011 fue estrenado y con la llegada de las estaciones más frías se constató que eran precisos unos 145 euros al día para calefactar el edificio. En los meses de diciembre de 2011 y enero y gran parte de febrero del siguiente la administración local había satisfecho más de 8.700 euros en combustible para calefacción; casi 3.000 mensuales, aunque luego este gasto se fue reajustando.