"Realmente, este es un año con un punto de inflexión", una vez superados los primeros tiempos de gestión "para salir de las chapuzas y problemas financieros y de gestión que nos encontramos", incluso un "cambiar de dinámicas internas", apunta Vilariño. A su juicio, "se está visualizando el proyecto de este gobierno, con actuaciones que se están haciendo y otras futuras". Sostiene que, si bien su programa precisará más de cuatro años, se va a percibir ya en el último tramo del mandato. "Tendremos críticas, pero no escuché a nadie que no se trabajase, sino todo lo contrario", proclama. El edil de Turismo y Obras presume de gobierno "dialogante", ya cuando gozaba de mayoría absoluta y "más ahora". Es una situación que "nos incomoda por su indecencia", confiesa, pero "en términos de gestión política nos sentimos cómodos porque forma parte de nuestra cultura dialogar, consensuar, y por nosotros no va a quedar". "Este es el gobierno que bajó el IBI al mínimo legal -de aplicación desde el próximo año-, por decisión propia, porque era una carga fiscal desmesurada", añade, al tiempo que presume de formar parte del gobierno "que menos carga fiscal va a aplicar en la historia a los vecinos de Lalín, frente a otros que hicieron auténticos pelotazos catastrales". Su apuesta pasa por redistribuir la política fiscal en cuanto a la equidad y el reparto de cargas y de altas, seguimiento e inspección para que "todos seamos iguales a la hora de pagar impuestos".