A Estrada disfruta estos días de un belén muy vivo. Peces vivos y plantas en crecimiento obligan a su artífice, Isabel Villamor, a estar muy pendiente del nacimiento que estos días atrae todas las miradas en la iglesia de A Estrada.

Villamor -que se curtió en estas lides de la mano de Marga Couceiro y Enrique Marín y ahora cuenta con la inestimable colaboración de sus padres y sus dos hermanos- acude muy a menudo al templo para dar de comer a los peces vivos que le proporcionó Irmáns Picaño y que embellecen el lago de Tiberíades de Galilea en el que desemboca el agua procedente de un río con agua corriente que simula ser el Jordán. Debe reponer también el agua que se evapora y la que las plantas vivas se beben de la que discurre por el mecanismo circular que alimenta una gran cascada, el río y hasta el original acueducto en granito elaborado hace años por Marín para regar los huertos que engalanan el nacimiento. En ellos hay lechuga, lentejas germinadas, guisantes, robles, eucaliptos y hasta trigo que crece con tanta fuerza que hay que recortar para que no oculte las múltiples figuras del belén. Cada Navidad Piensos Sande, de A Porta do Sol, dona plantas para este colosal nacimiento..

En él todo tiene continuidad y rigor bíblico. Seis imágenes de la Virgen relatan sus desposorios con San José, la Anunciación, la visita a Santa Isabel, como novedad la infructuosa petición de posada a un posadero, el Nacimiento y la huida con el Niño y San José a Egipto a lomos de un burro, guiados por un ángel.

Piezas en movimiento -olivareros sacudiendo un olivo, pavos picoteando trigo, una mujer atizándole a un gato con una escoba, una aguadora dándole de beber a una niña y dos leñadores usando el tronzador- contribuyen a dotar aun de mayor encanto al belén, cuyo castillo de Herodes tiene tantas escaleras como dicen las Sagradas Escrituras. Cada año se suman piezas nuevas. Villamor destaca la colaboración al respecto del párroco José Antonio Ortigueira. Este año, además de la petición de posada, se incorporaron sendos puestos de alfombras persas y de fruta con cestos en miniatura. Son detalles que contribuyen a dotar de mayor realismo a un belén que cada Navidad atrae más miradas y visitantes en A Estrada.