Además de dar una imagen poco edificante, abandonar vehículos en la vía pública o en espacios particulares está prohibido. Esta práctica está regulada en muchos casos dentro de una normativa sobre la gestión de residuos, pero además en el caso de Lalín el Concello elaboró hace aproximadamente un año una ordenanza propia que no está aplicando. Este problema no es nuevo, pero lejos de atajarse se mantiene, y la presencia de vehículos en algunas calles o en espacios municipales es denunciada por muchos vecinos que urgen medidas en este sentido.
Si resulta llamativo que en calles como Manuel Rivero haya al menos un coche abandonado desde hace más de un año, más lo es que en el conocido como Campo da Feira Novo se custodien varios automóviles que el paso del tiempo está convirtiendo en amasijos de metal. Desde hace tiempo en la parte trasera de las naves del mercado de ganado y a escasos metros del Lalín Arena estos turismos abandonados llaman la atención por su progresivo deterioro. Que estén en la calle o en zonas públicas es responsabilidad del Concello, sobre todo cuando la normativa medioambiental deja claro que se considerará que un vehículo está abandonado cuando esté estacionado en un mismo lugar durante más de un mes, presente daños que hagan imposible su traslado por medios propios o carezca de placas de matrícula o éstas sean ilegibles. En este supuesto pasaría a adquirir la condición de residuo municipal. También se aplicará a los que estén dados de baja y situados en la calle o cuando transcurran más de dos meses desde que el vehículo fuese llevado del depósito municipal. Con independencia de las posibles sanciones a imponer, el Concello, dice la normativa, "entregará el vehículo abandonado en un centro de tratamiento para su gestión, debiendo los propietarios abonar los costes de recogida y, en su caso, de gestión conforme a lo dispuesto en la correspondiente ordenanza y en la normativa aplicable". El texto es rotundo; su cumplimiento ya es otra cosa.
