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Alfonso Cort Bernaldo: "De pequeños a mis hermanos y a mí en la aldea nos llamaban los niños del castillo"

"Tanto mi padre como yo somos muy románticos, y nos gusta conservarla como fue y mantener su impronta"

Alfonso Cort posa delante de la Torre de Cira propiedad de su familia desde los años 60.

La Fortaleza de Cira o Torre de Cira es una interesante construcción medieval de carácter militar perteneciente a un castillo fundado por Bernardo Xoán de Deza en el siglo XII. Años después, la reina Doña Urraca se hizo con la propiedad después de asediarla y apresar a su dueño, que la entregó para conseguir su libertad. A partir de entonces, la reina utilizó el recinto como base de operaciones para luchar contra el arzobispo Gelmírez para recuperar sus posesiones. La familia de Alfonso Cort Bernaldo es la dueña actual de un recinto que a nadie deja indiferente.

-¿En qué etapa de su vida toma conciencia de la importancia histórica y artística de la fortaleza?

-Hay que tener en cuenta que Cira es una aldea donde todos se conocen y todos nos conocemos, y al final se ponen calificativos. Por eso recuerdo que de pequeños a mis hermanos y a mí nos llamaban los niños del castillo. Entonces, te empiezan a conocer por eso y desde que tengo uso de razón recuerdo hacer excursiones y expediciones con mis amigos en busca de lo que creíamos que alguien se había olvidado allí. La Torre de Cira forma parte de mi vida desde el momento en que nací, la verdad.

-Como lugar de juegos, para un niño debió de ser un sitio ideal.

-Por eso te comentaba que al final era muy bonito porque cuando tienes entre 7 y 15 años nos dedicábamos a buscar por la torre e imaginar cosas, excavar y correr por la propiedad con la intención de encontrar monedas y cosas antiguas. Lo recuerdo con cariño.

-Cuando termino la carrera de arquitectura, ¿no le entró el gusanillo de hacer algo con la torre?

-Obviamente, llevar a cabo cualquier tipo de actuación en un edificio histórico supone una responsabilidad muy importante, y además hay que tener muy en cuenta la normativa actual en todo el país en la que se dice que siempre que se haga una reforma tiene que verse claramente que no forma parte de la construcción que se hizo en su momento. Además, cualquier edificación de este tipo de los XI o XII o siglos anteriores siempre se intenta mantener su impronta y sus señas de identidad intactas. En este sentido, tanto mi padre como yo somos muy románticos, y nos gusta ver las cosas como son y como fueron o al menos verlo como fue hasta hace pocos años. En Andalucía se hizo una construcción de una torre parecida a la nuestra, que se estaba cayendo, pero la reforma se hizo con mucha controversia.

-¿Cómo calificaría el estado de conservación de la Torre de Cira?

-Desde mi punto de vista, la conservación ha sido muy buena. Se ha procurado que la vegetación no estropeara la estructura porque como es sabido, en Galicia todo crece con mucha fuerza y puede terminar con fuerza a la edificación. También se retiraron algunas piedras de la parte alta para que no se deshiciera la torre, y poco más. Siempre se ha intentado llevar unos trabajos de mantenimiento y limpieza en un castillo que tenía una altura mayor de la actual porque en la Guerra Civil hubo mucho desplazamiento de piedras. Se ha intentado mantener la misma imagen exterior porque en el interior no tiene nada salvo un ventanal para ver el río y poco más.

-¿Cree que con el tiempo haría falta intervenir en ella?

-Personalmente pienso que no se encuentra en un estado de conservación tan malo como para intervenir. Sólo se podría hacer algo en el caso de querer conseguir más presencia en lo que a la imagen exterior se refiere, pero ahora mismo tal y como está la torre no existe ningún problema de derrumbe. Los tipos de muro que se hacían entonces son muy buenos, y como tiene todos los tabiques intactos no hay ningún tipo de problema. Reconozco que si algún día un cliente me pide reformar una torre, espero que no sea la de mi familia en Cira.

-¿La torre llegó a ustedes por herencia o fue adquirida?

-En los años 60 mi abuelo fue el que compró el terreno donde se asienta toda la construcción medieval. Nosotros no somos ni condes, ni duques ni señores feudales, así que nos llegó por una venta y no por linaje ni nada parecido.

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