Solo 2,90 euros separaron a la concursante Mónica Carballo del reto que hace unos días le lanzó la Asociación de Comerciantes da Estrada (ACOE): gastar 500 euros en media hora en el marco del Venres Meigo, que ayer consiguió llenar las calles de la villa igual que en Navidad pero en pleno mes de noviembre. La concursante se lo tomó con mucha deportividad y recibirá como premio de consolación un vale cifrado en 50 euros.

Esta técnica de Deportes de la Xunta, casada y madre de dos hijos, inició el reto pensando que era un "juego de estrategia" para el que se necesita "Un pelín de suerte". Sabía que tenía dos minutos y medio para cada tienda. Inició su recorrido en Nova Visión y lo terminó en la Mercería Elvira. También estuvo en Emilio Iglesias, Bambú Moda, Xoeiría Benito Puente, Frutería Amifrut, Mi Ratita Presumida, Mhusk Moda, Andri Moda, Librería Faro, Librería Durán y Breza Complementos. Solo podría hacer cuentas a mano, sin calculadora ni móvil y admite que cuando vio que el tiempo se le agotaba se puso "nerviosa" y no tuvo "la cabeza fría". Eso sí, con buen humor, admite que se lo pasó bien y apunta que el año próximo el reto será mayor.

Y es que los 500 euros que no logró se acumularán para el año próximo. El presidente de la ACOE, Alfredo González, indicó que pensarán si incrementar la cuantía del premio hasta los 1.000 euros o darle la oportunidad a dos concursantes que compitan por 500 euros.

Lo que sí tiene claro el presidente de los comerciantes es que el Venres Meigo fue todo un éxito. Las calles y los 61 comercios que ofrecían descuentos se llenaron de clientes dispuestos a ahorrar haciendo sus compras prenavideñas. El cierre de las calles Ulla y Calvo Sotelo hasta A Farola fue todo un acierto, según González, que lamentó que se abriesen demasiado pronto tras el divertido desfile de brujas organizado por Sondodance y Absolute. Los 3.000 chocolates con los que los comercios agasajaron a sus clientes se agotó en tres cuartos de hora, a las 19.45. La ACOE dio orden de servir más hasta las 21 horas. Luego muchos se fueron de cañas, aprovechando que había negocios que las servían a solo un euro.