-¿Se puede saber algo del segundo disco de Furious?

-Vamos a hacer un segundo disco, yo tengo algunas pequeñas ideas pensadas. Lo grabaremos, también, en inglés, aunque con el tiempo a mi me gusta cada vez más el castellano, será porque me estoy haciendo mayor. Lo de escoger el inglés fue porque cuando conocí a Mariña tenía cuatro añitos y jugaba y cantaba en inglés. Al año siguiente también se metió en un coro que tenía yo para trabajar el inglés en una actividad extraescolar. Así que decidí mantener ese idioma en el grupo para reforzar el aprendizaje.

-¿Fue complicado convencer a los niños y a sus padres viajar a los estudios de Abbey Road para grabar allí el primer disco?

-Fue sorprendentemente fácil. Yo todo esto me lo tomo muy en serio, aunque después se me vea como el más cabra de todos. Tengo que reconocer que yo necesito volver a los estudios Abbey Road. No estoy muy de acuerdo con lo de grabar en tu casa. Cuanto más lejos te vayas mejor porque sólo estás pensando en música y el proyecto que vas a hacer. En este caso, en el momento que entras por esa puerta y empiezas a ver a todos los que han estado antes en el mismo sitio que tu haciendo lo que vas a hacer, dentro de ti crece algo porque es mágico. Teníamos el tiempo medido y un amigo terminó echándome del control porque estaba realmente atacado.

-¿Fue caro conseguirlo?

-A nosotros nos resultó barato. El equipo humano de Abbey Road es muy caro, y por eso nosotros nos llevamos a cinco técnicos incluidos varios de imagen. Hicimos muy buenas migas con nuestro asistente. No ahorramos unas 500 libras por persona al día, lo que es realmente mucha pasta. Lo bueno que tiene Furious Monkey House es que nació de la ayuda de la gente que creyó en nosotros. La verdad es que fue una sorpresa muy agradable comprobar la cantidad de personas que se volcaron con nosotros cuando les pedimos ayuda para este proyecto educativo.