No es la primera vez y quizá tampoco la última que el grupo de gobierno lalinense ve como la oposición tumba en pleno proyectos que considera prioritarios. Con la pérdida de la mayoría absoluta el equipo de Rafael Cuiña elevó a pleno para su aprobación inversiones por más de medio millón de euros que, en parte, no logró llevar a cabo al toparse de bruces con la realidad numérica de la cámara municipal. Luego, tras hablar con el Partido Popular, algunas, por ejemplo, de las actuaciones de mejora de accesos a núcleos de población sí pudieron licitarse. Al margen de otras iniciativas que sucesivamente volvió a presentar el ejecutivo y que PP y el edil no adscrito Juan José Cruz echaron abajo, el consenso entre gobierno y populares fue necesario para que estas infraestructuras beneficiasen a los vecinos.
El PP es consciente de su posición de fuerza y su estrategia política como grupo que tiene el mismo número de ediles que el gobierno, ha avisado en varias ocasiones que hay que contar con ellos para el día a día de la gestión municipal. Mientras el equipo de José Crespo no se cansa de decir que su papel no es otro que ejercer una labor de fiscalización del ejecutivo, su fortaleza le permite ejercer de gobierno y de oposición a la vez. Es decir, que los proyectos que salgan adelante partan con su bendición y que así repercuta luego en la opinión pública. Es algo que debería conocer el cuatripartito, el mismo que le reprocha que su boicot a actuaciones impida que se desarrollen este año, afecten a la regla de gasto y la inversión caiga para 2017. Pero la decisión de, por el momento, no hablar con los populares podría perjudicarle ya que el grupo conservador tiene siempre la última palabra. Al pleno del jueves irán proyectos por 64.734 euros que el ejecutivo entiende que irán adelante. Pero la fe y el riesgo a veces non suficientes para lograr un objetivo, ni en política ni en un juego de azar.
