La Xunta de Alberto Núñez Feijóo tiene para con el segundo municipio de Deza un acuerdo pendiente cuya materialización lleva años enquistada: El traspaso de los centros de salud. Ya en enero de 2015, Sanidade iba a hacerse cargo de los gastos de 36 ambulatorios, entre los que figuraban los dos de Silleda y el de Forcarei. Pero han pasado dos años y los gobiernos locales siguen pagando los gastos de luz, agua y calefacción. El equipo socialista que encabeza Manuel Cuiña también está a la espera de que la Consellería de Cultura, en concreto, dé una solución a los problemas de deterioro y deficiencias que presenta la joya turística del concello, el monasterio de Carboeiro. Hay que reactivar, también, la parcelaria de Oleiros, cuyo último trámite tuvo lugar hace ya siete años, en 2009 -el levantamiento topográfico y fotogramétrico-, y que habría que adaptar a la Metaga.

Desde Vila de Cruces, su alcalde Jesús Otero menciona la dotación de un Punto de Atención Continuada para emergencias y una serie de infraestructuras en las que no se ha avanzado, como el saneamiento de Camanzo -la Xunta redactó un proyecto en 2012- o el Centro de Interpretación de Balbino. Sobre la mesa también se hallan la mejora de la carretera a Ponteledesma o la apertura del Centro de Interpretación do Galo de Curral.