El Salón Teatro de Lalín será escenario mañana del estreno de la obra "Foucellas" a cargo de la compañía Talía Teatro, en una función que dará comienzo a las 21.30 horas, organizada por el Concello y la Rede Galega de Teatros. La pieza que tiene Benigno Andrade como hilo conductor del relato está interpretada por un elenco compuesto por Toño Casais, Artur Trillo, María Ordóñez y Dani Trillo. El vigués Cándido Pazó es el autor y director.
-Supongo que Foucellas es un personaje que da para una obra de teatro, una película o incluso una serie de televisión, ¿no?
-Sí, es como un arquetipo más o menos de ese hombre rebelde que en un momento dado se echa al monte y no tiene marcha atrás en su lucha y en su determinación. Incluso llega un momento en el que no se sabe si lucha por un ideal o simplemente por administrar su derrota o darle un poco de vida a su esperanza con sus actos.
-¿Quería contarnos la historia del mito, la del hombre o una visión del momento histórico?
-Como bien dices, el personaje da para mucho y pretender tocar todos los temas que genera sería imposible. Lo que quise es hacer una reflexión sobre la esperanza de la derrota. Como muchas veces, sabiendo que estamos derrotados, continuamos por un camino porque no podemos, no queremos, o no sabemos dar marcha atrás. En ese camino que reconocemos que carece de salida tenemos que encontrar luces que nos den alguna esperanza para poder seguir. Aquí aparece alrededor de la figura de Foucellas, pero que puede ser aplicado a gente que toma determinaciones radicales en su vida y no sólo en la política, en ámbitos amoroso, familiar, laboral y, sobre todo, en la política. Nuestro Foucellas no es biográfico porque no queríamos un biopic.
-Se hace raro no verle subido al escenario, ¿tuvo claro siempre el elenco que iba interpretar la obra?
-Una de mis facetas es la de ser director y autor, y en esos casos no pienso en mi para estar encima del escenario. En este caso concreto, la idea fue que perseguía desde hace años el propietario de Talía Teatro, que me hizo este encargo hace muchos años pero que por circunstancias de la propia compañía y también mías hicieron que se pospusiera. Por lo tanto, el elenco estaba orientado desde el principio y tenía que ser gente que trabaja de manera asidua con Talía Teatro, y dentro de ellos estaba muy claro los papeles de cada uno de los actores.
-¿Quién cree que sería en la actualidad un Foucellas?
-Cualquiera que continúe luchando por un ideal aún sabiendo que el modelo o la fórmula de lucha que escoge está abocado al fracaso. Cualquiera que siga porque piensa que su causa lo merece y que no le importe tanto la victoria como la lealtad a sus propias ideas.
-¿Por qué seduce más la estética del perdedor que ninguna otra?
-Porque despiertan muchas emociones encontradas y producen mucha reflexión. Cuando nos identificamos con el ganador, en realidad la luz que desprende es tan grande que nos ciega, y entonces no se puede reflexionar mucho a su alrededor. Ahora estaremos pensado todos por qué ganó Trump y no Clinton, porque la figura que nos produce algún tipo de encuentro emocional es la de los perdedores. Esto es una constante en la literatura y en el teatro, aunque haya un tipo que celebra los triunfos.
-¿Tiene algo previsto para el primer cabo de año de Neira Vilas?
-Estoy haciendo Memorias dun neno labrego sin parar, y llevo más de 160 funciones. Estuve el otro día en Vila de Cruces donde tuvimos que cambiar la función porque el técnico estaba enfermo, y quedé pendiente de volver a hacer la representación. Tengo también que ir a A Bandeira y a Carral porque este año fue un año de hacer muchas funciones porque organizaciones de todo tipo no esperaron al cabo de año para hacer homenajes. Esta pieza estará siempre en mi repertorio porque tiene que ser así.
