Crisantemos y orquídeas son, un año más, las flores más demandadas por los vecinos de Deza y Tabeirós-Terra de Montes para confeccionar los centros, coronas o ramos con los que recordar a los familiares y amigos que ya no están. Las floristerías vivieron ayer otra jornada de ajetreo, una más después de un fin de semana de mucho trabajo, pues hubo quien aprovechó los días anteriores para visitar las tumbas de sus seres queridos. No obstante, la pasada jornada, festivo de Todos los Santos, registró mucho movimiento en los camposantos.

La tradición de dar sepultura a los muertos sigue predominando en unas comarcas de gran arraigo católico, frente a otras prácticas como la incineración, que siguen siendo minoritarias y que, en algunos casos, terminan también con la urna en el camposanto. Así es que estos espacios continúan siendo lugar de peregrinaje en fechas como estas, en las que, además de las visitas de los residentes, reciben las de muchas otras personas que viven fuera y, prácticamente, solo retornan a la tierra de sus antepasados para honrarles con flores y, en menor medida, plantas, pétalos para esparcir sobre los nichos o velas.

Las condiciones meteorológicas del veroño vivido desde la última quincena de octubre favoreció la presencia de gente en los cementerios y las propias tareas de limpieza y colocación de los adornos sobre las tumbas. La estampa de gente sollozando, meditando o rezando al pie del lugar en donde reposan los restos de algún ser querido contrastaba con la de otros que ojeaban los epitafios o la de niños que, ajenos a la trascendencia del momento, correteaban por entre los panteones. Claro que también entre los más pequeños hubo quien dejó su testimonio de cariño al referente familiar desaparecido.