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Ordenanzas municipales

El Concello de Lalín recaudó 1,3 millones por el impuesto de plusvalías en la última década

El tope de ingresos se logró hace dos años, con 330.000 euros -El nivel máximo de transferencias se produjo en el último lustro, ya en plena crisis de la construcción -En este ejercicio van casi 220.000 euros

Bloque de viviendas sin acabar por la crisis y por el exceso de actividad del sector en Lalín. // Bernabé/J.Lalín

El gobierno de Lalín podría verse forzado a suprimir el impuesto de plusvalías si prospera la moción del Partido Popular en el pleno del próximo jueves. Este tributo potestativo se impuso hace más de una década, pero durante los últimos diez años supuso para la administración municipal unos ingresos de 1,36 millones de euros. El Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU) es una de las vías de financiación de los concellos, aunque en Deza y Tabeirós-Montes solamente se aplica en Lalín, Silleda, A Estrada y Forcarei.

Ninguno de estos gobiernos decidió prescindir de estos ingresos procedentes de la venta o la donación de un inmueble, así como en el traspaso de propiedades por herencias. En Lalín, el caso que nos ocupa, han sido precisamente los últimos cinco años cuando más recursos económicos han llegado al concello procedentes de la liquidación de este tributo potestativo. En plena crisis del ladrillo y con la burbuja inmobilaria deshinchada desde hace mucho tiempo, este escenario ha sido favorable para la arcas municipales. Así se desprende de los datos de la liquidación presupuestaria, que demuestran que 2014 fue el año en el que el pago de plusvalías más dinero dejó al concello. Fueron, en concreto, 330.000 euros. Cerca de esta cifra estuvo el pasado ejercicio, pues, con datos del balance de la liquidación presupuestaria ya cerrados, el montante ascendió a 323.000 euros. Muy por debajo de estos números se movió Lalín en los años anteriores. Así las cosas, en 2013 la recaudación del Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana fue de 128.523 euros y de 100.000 un año antes. Durante 2011 había sido más dinero aportado por los contribuyentes en concepto de compraventas de inmuebles o herencias, alcanzando los 114.540 euros. En 2010 los ingresos fueron mucho menores, de exactamente 69.450 euros. Mientras tanto, entre 2009 y 2005 la recaudación ya nunca subió de los 100.000 euros. El desglose es de 91.335, 66.161, 52.823, 44.768 y 46.267 euros respectivamente.

Si nos situamos en el escenario más inmediato hay que indicar que en lo que llevamos del presente año el Concello habría obtenido 218.000 euros. Este fue el dato aportado anteayer por el concejal del grupo de gobierno Francisco Vilariño.

Al margen de cuestiones técnicas como que para realizar los cálculos se toman como referencia cuatro anualidades, cada ayuntamiento tiene una ordenanza propia que establece el tipo o base imponible. Para determinar esta base imponible se aplica el porcentaje anual que corresponda según el número de años durante los que se habría generado un aumento de valor del inmueble en cuestión. De uno a cinco años es del 2,5% y del 2,2% de hasta una década. De hasta 15 años (2,1%) y del 2% para propiedades de hasta dos décadas. En lo que respecta a la cuota tributaria los tipos impositivos oscilan entre el 18 y el 20%. La ordenanza introduce asimismo una bonificación del 50% de la cuota íntegra del impuesto cuando se trate de herencias. Precisamente la propuesta avanzada por el grupo de gobierno para el próximo año preveía que esta bonificación se ampliase al 75%, mientras que en los casos ordinarios se estableciese una reducción del 15%.

Séptimo impuesto

Las plusvalías fueron el año pasado uno de los capítulos de ingresos más relevantes por tributos y tasas. Solo aporta más dinero al ayuntamiento el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) urbano, el de características especiales, el de vehículos, el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) y las tasas por abastecimiento de agua y de la basura.

El cobro de este tributo, que genera más de 2.000 millones a los municipios españoles, está en cuestión desde hace unos años. El ocaso del sector del ladrillo y la caída de los precios -Lalín es un claro ejemplo- han provocado que muchos de los particulares estén vendiendo sus propiedades inmobiliarias a precios por debajo incluso de su valor catastral, que no real o de mercado. Por tanto en estas operaciones no se estaría generando plusvalía alguna, sino una minusvalía, pues este tributo se cobra independientemente de si existe o no un beneficio en la operación. Por eso en algunas zonas de España hay sentencias que fallaron a favor de particulares contra el pago de este impuesto y este asunto ha llegado al Tribunal Constitucional.

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