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Una cuestión de prudencia

Las sociedades de caza insisten en la importancia de seguir al pie de la letra las indicaciones del jefe de cuadrilla

Un torneo de caza de jabalí en Cruces. // Bernabé/Gutier

Este viernes la Casa da Comunidade de Montes de Marcón, en Pontevedra, acoge la última de las cuatro aulas sobre seguridad en la caza y primeros auxilios que imparte desde septiembre la Federación Galega de Caza, en colaboración con la Consellería de Medio Ambiente. Estas aulas se hacen necesarias toda vez que, en cada temporada de caza o en las batidas por daños, siempre se produce algún accidente, que en el peor de los casos llega a ser mortal. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana falleció en Toques un hombre de 52 años, tras recibir un impacto en el pecho. Más cerca, en Silleda, un hombre de 40 años y natural de Oza-Cesuras resultó herido en el tobillo tras impactar la bala de un compañero contra un objeto y desviarse.

Precisamente, desde la Sociedade de Caza de Silleda su presidente, Jesús Caramés, recalca que para garantizar la seguridad en las batidas los participantes tienen que cumplir a rajatabla las indicaciones del jefe de cuadrilla, que es quien coloca a cada uno de los participantes "de forma que éste dispare hacia un lugar donde no dañe ni a objetos ni a personas". Caramés es consciente de que, a veces, algún cazador puede moverse "en busca de una mejor posición, lo que puede derivar en un desenlace fatal". En el Tecor Farelo, de Agolada, se opta por que los cazadores vayan de dos en dos y se coloquen en el mismo punto, pero de espaldas uno a otro, para que así uno dispare a la izquierda y el otro a la derecha. Se han de respetar las distancias a carreteras (50 metros) y a poblados (100 metros), así como entre los cazadores, que oscilan entre los 100 y los 150 metros. y evitar, por ejemplo, disparar contra montones de leña, porque suelen ser guaridas de otros animales o incluso detrás puede estar escondida una persona. Tampoco pueden faltar los indicadores en las carreteras para señalar a personas ajenas a la cacería que se está practicando ésta, evitando así que se adentren en el monte. "Se suelen respetar bastante estas indicaciones", señala Caramés.

Tampoco deben faltar los chalecos reflectantes, que mejoran la visibilidad que pueden tener unos cazadores de otros. Y también es importante la cuestión de la munición. El presidente del Tecor Farelo, José Manuel Blanco, indica que en este colectivo "nadie usa rifle ya, porque sus balas tienen un alcance de un kilómetro, y en nuestra zona la distancia entre poblados es de unos 300 metros". Tiempo atrás Blanco solicitó a la Xunta que pudiese cazarse corzo con la munición de zorro, precisamente para evitar accidentes, pero no obtuvo respuesta. "Y eso que nunca se oyó que alguien muriese de un tiro con munición". Incide en que para cazar este animal se corre cierto peligro, "porque disparas la bala a un metro de altura, más o menos, igual que para el jabalí, y a esa altura ya puedes herir a una persona".

Por otra parte, Caramés no cree que la orografía de un terreno tenga que ver a la hora de que se produzcan más o menos accidentes durante una cacería. Recuerda que el jefe de una batida "aunque no sea de la zona, tiene que conocer muy bien el monte por el que se va a circular", y recuerda que el tope máximo de participantes en una batida son 30 personas.

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