El que tiene padrino, se bautiza. Sin embargo, tratándose de una calle, el proceso no es tan sencillo. Para pone el nombre de alguien a una vía no basta con que la persona elegida sea un ejemplo de méritos. La propuesta en cuestión, bien sea por iniciativa de la propia administración municipal o por tramitación ciudadana,ha de superar con éxito una tramitación administrativa que termina desembocando en una sesión plenaria de la corporación, siguiendo en todo el proceso las directrices que marca el reglamento municipal de honores y distinciones. Aunque el camino burocrático casi siempre presenta curvas, es difícil pensar que un pueblo no atesore suficientes modelos -masculinos y femeninos- y referencias de índole diversa como para dotar a una calle de nombre propio. Sin embargo, en el callejero de A Estrada todavía se acumulan múltiples ejemplos de rúas bautizadas con un número o una letra, como si en algún momento las prisas asumiesen el mando y eligiesen como madrina de estas calles a la improvisación, ejerciendo la falta de imaginación como padrino.

Es cierto que estos ejemplos se acumulan en mayor medida en los extremos del callejero. Sin embargo, en pleno centro del casco urbano también se dan casos de rúas sin una sola letra en su nombre. A escasa distancia de la iglesia parroquial de San Paio se encuentra la Rúa 24. Es un tramo céntrico y que acaba de ser reformado. El colectivo vecinal Virxe Peregrina propuso para esta vía -con el respaldo de un millar de firmas- el nombre del que fue sacristán de la citada parroquia durante más de 50 años, Luis García Saborido. Sin embargo, su demanda todavía no alcanzó respuesta y dos números continúan sirviendo de nombre a esta vía.

Otro ejemplo es la Rúa 56. Se trata de una zona relativamente nueva del casco urbano de A Estrada, fruto de la expansión de la malla urbana. Sin embargo, no es menos cierto que es también el acceso a la villa procedentes de Santiago y también la que ofrece las primeras imágenes en conjunto del centro urbano. De hecho, esta vía desemboca directamente en la Praza de Galicia -la popular A Farola- o, lo que es lo mismo, en el corazón de la villa.

Calles que durante años llevaron un simple número como nombre lograron mudar su designación, asumiendo el nombre de alguien que en su momento se consideró candidato digno se recibir este honor. La hace décadas Calle 18 mudó su nombre, por ejemplo, por el Rúa Fermín Bouza Brey.

Sin embargo, en otras zonas de la villa afloran ejemplos de rúas sin antropónimo o referencia reseñable que las bautice. Figuran así en el callejero como Rúa Z, Rúa V, Rúa W, Rúa 11, Rúa 13, Rúa 36, Rúa 62 o Rúa 73, entre otras. Es cierto que en algunos de estos casos el tramo susceptible de ser apadrinado es más bien corto, convirtiéndose algunas de estas calles en poco más que una vía de acceso a una vivienda. Sin embargo, en otros casos se trata de calles de considerable longitud que continúan haciendo de un número su nombre propio.