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Las singladuras estradenses por el Ulla

Las pequeñas embarcaciones y barcazas eran hace años cotidiana forma de comunicación entre sus riberas

Embarcaciones surcan las aguas del Ulla, una de ellas con tripulantes cazando patos. // Manuel Castro Vilar

"Eran tempos de andar dacabalo e de pasar o río grande, como lle chamamos aquí ao Ulla, en barca, a barca de Noente, lugar pertencente á parroquia de Ledesma no Concello de Boqueixón e enfronte estaba Adoufe, lugar da parroquia de San Miguel de Castro da Estrada". Así comienza el célebre Manuel Reimóndez Portela uno de los relatos incluidos en su obra Un médico na aldea. En él refleja cómo, en tiempos en los que las comunicaciones estaban a años luz de las actuales, navegar por el Ulla de una a otra ribera era algo completamente cotidiano, si bien hoy día se antoja una imagen únicamente propia de un momento de recreo.

Las relaciones comerciales y sociales entre los concellos situados a uno y otro lado del río estaban otrora basadas en una comunicación que brindaban los puentes y las barcas que surcaban el Ulla. Aunque no abunda la información al respecto, algunas fuentes explican que estas embarcaciones eran pequeñas y habitualmente situadas en remansos del río. En un artículo difundido a través de una página sobre la comarca natural del Ulla (www.valdoulla.com) se relata que, tras la caída del Ponte de Sarandón a causa de una crecida del río en el año 1571, terminaría habilitándose un transbordador que incluso permitía llevar ganado a la feria de A Estrada, sin necesidad de tener que ir hasta Ponte Ulla para realizar el trayecto. Se afirma que esta barcaza estaría en servicio hasta que se construyó el nuevo puente, en los años 20.

Imágenes antiguas dan muestra de que eran muchas las embarcaciones que viajaban por las caudalosas aguas del Ulla, tanto particulares como colectivas. El fondo fotográfico del estradense Manuel Castro Vilar incluye instantáneas tomadas en la barcaza que cruzaba el río en la zona de Cora.

No fue hasta la década de los 60 cuando las típicas barcas del Ulla dejaron de funcionar para comunicar los concellos de A Estrada y Vedra. Este servicio de transporte fluvial comenzó a funcionar en el año 1709 para suplir la falta de infraestructuras que conectasen ambas riberas, después de que la fuerza del río se llevase varios puentes.

En este caso, fueron en total seis barcas las que unían las dos orillas, todas ellas ubicadas en lugares estratégicos: Ponte Ulla, O Bao, As Regas, Sarandón, Cubelas y A Dorna. No solo transportaban personas sino que también estaba preparadas para el tránsito de ganado de una a otra ribera. Sin embargo, la proliferación de los vehículos a motor y la reconstrucción de puentes como el de Sarandón terminarían motivando un cambio de transporte, comenzando a imponerse el tránsito por carretera y desapareciendo paulatinamente el uso de las barcas.

El Concello de Vedra tomó en 2010 la iniciativa de recuperar las barcas del Ulla. Lo hizo en el marco de la Festa do Escalo y a través de cuatro embarcaciones -en esta ocasión con fines turísticos- de características similares a las antiguas barcas.

A lomos de su caballo para atender a los enfermos allá donde su presencia era requerida, Manuel Reimóndez Portela narra en su relato A barca de Noente que no se apeaba del equino para cruzar el Ulla. Además de permitir que uno se haga una idea de las dimensiones que podía tener la barcaza en cuestión, la situación esconde una curiosa anécdota. El médico y humanista había preguntado al barquero si sabía nadar. Al ser negativa su respuesta y, consciente de que él tampoco podría mantenerse a flote, Reimóndez fiaba su suerte al animal, el único que podría sacarlo de un aprieto: "Eu non sei nadar e el tampouco, nin lle podo acudir ni el a min; quen sabe nadar é a besta. E pois xa está, pasarei sempre dacabalo".

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