En los últimos años, los vecinos del poblado minero de Fontao sí han conseguido algunas mejoras por parte del Concello, como el arreglo de las porterías del campo de fútbol. Pero, a modo de curiosidad, donde en los años de esplendor del wolframio llegó a haber entre 50 y 60 bares -como recuerda el vigilante de las minas, Miguel Brea- hoy no queda ninguno, desde hace años. El Museo da Minería dispone de unas instalaciones adaptadas para funcionar como un bar, y los vecinos reiteran ante el alcalde la necesidad de disponer en el poblado de un servicio de ocio de este tipo. Pero temen que, por ley, el bar no pueda abrir sin la previa apertura del museo que lo alberga, en las instalaciones del antiguo cine.

A este respecto el alcalde, Jesús Otero, indica que los interesados en abrir el bar tendrían que, entre otras cosas, darse de alta como autónomos. "Tienen que analizar los propios vecinos si les interesa esta cuestión". Además, recuerda que no todos los días se producen visitas a las dependencias del Museo da Minería que, por cierto, ya vuelve a contar con una becaria que se encarga de abrir las instalaciones previa llamada a las dependencias del concello. Recordemos que este complejo se inauguró en 2012 y, para su apertura diaria, precisaría una inversión de 100.000 euros para funcionar los dos primeros años. A partir de entonces podría autofinanciarse.