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"Antes, en las fiestas de Lalín comíamos en la peluquería"

-¿Se ve muchos años más al frente del negocio?

-Tengo dos hijos, uno de 21 y otro de 14 años, y el pequeño es más predispuesto que el otro porque se peina mucho y suele estar a la moda. Ellos no están a disgusto en la peluquería pero de momento ninguno de los dos se ha decidido porque no tienen claro aún qué quieren ser. Este trabajo es una profesión de mucha dedicación porque tienes que tratar con la gente y, sobre todo, ser lo más puntual posible porque solemos trabajar con citas previas.

-¿Se acabaron esas horas interminables en la peluquería?

-La gente sigue pensando que pasa demasiado tiempo en la peluquería. Yo les diría que por mucho tiempo que pasen en ella, media mañana o media tarde, suelen ser una vez al mes o cada dos meses, y eso no es mucho tiempo de dedicación para estar guapas. Lo que sucede es que debemos organizarnos mejor en esta vida modera y tan trepidante que llevamos.

-¿En qué se ha notado el incremento del trabajo durante estos días de fiestas patronales?

-Ahora es más llevadero que antes. Yo recuerdo fiestas de Lalín en las que nos teníamos que quedar a comer en la peluquería porque no dábamos abasto con las citas que nos pedían para peinarse. Hoy en día la gente no va tanto a peinarse a la peluquería y te vienen de forma más escalonada. Como te decía antes, hoy en el móvil los chavales ven cómo hay que hacer para cambiar el look y ya no vienen por la peluquería. Y siempre les gusta cómo les queda porque los jóvenes quieren cosas fáciles de hacer y de llevar, y huyen de los peinados demasiado elaborados y muy puestos, por así decir. Las nuevas tecnologías son en eso nuestras grandes enemigas.

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