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Cemento en plena naturaleza

El Concello de Silleda desata el debate en las redes sociales por las escalinatas de acceso al mirador de la Fervenza do Toxa

Una pareja de jóvenes sube las escaleras de acceso al mirador de la catarata. // Bernabé/Javier Lalín

Desde hace tiempo, el gobierno de Silleda convirtió a la Fervenza do Toxa y del monasterio de Carboeiro en los principales protagonistas de sus políticas de fomento del turismo. Y no es para menos, tratándose de los enclaves más visitados del municipio y también unos de los más conocidos fuera de las fronteras dezanas. Los miles de visitantes que acogen ambos a lo largo del año causan un deterioro que hizo inevitable una actuación del ejecutivo para mejorar, por una parte, el aparcamiento en Carboeiro y, por otra, las rutas de acceso a la que pasa por ser la catarata más alta de Galicia.

Días atrás, la empresa Fernández Sarmiento inició los trabajos de rehabilitación, con una intervención en el acceso al mirado que permite contemplar la cascada. Pero ni la empresa ni el concello optaron por aplicar a este acceso madera, o tierra, o cualquier elemento que no rompiese con la armonía de verde y azul que luce el Toxa. Pues no. Se decidió colocar amplias plataformas de piedra y cemento. Las redes sociales se hacían ayer eco de este error, máxime cuando el enclave ya se vio afectado por la proximidad de la línea del TAV, o por permitir que -hasta ahora- se aparcase en fincas privadas para acceder a la catarata. Desde la oposición política, miembros del BNG de Silleda se desplazaron ayer al enclave para ver hasta qué punto esta obra desentona con el entorno. Y es que, además de desentonar con el entorno, a más de uno ya le preocupan las caídas que puedan ocasionar las escaleras con las primeras heladas.

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