Menos de una década estuvo Matilde Sánchez Reboredo destinada en Carmoega como maestra. Tiempo suficiente para dejar una huella imborrable en los que fueron sus alumnos entre finales de la década de 1950 y la primera mitad de los años 60. Ella misma confiesa que lleva "Carmoega en el corazón", un sentimiento que, a buen seguro, se vio reforzado ayer con el homenaje inesperado que le brindaron antiguos colegiales. "No contaba con esto para nada, foi una sorpresa total", declaraba una "emocionada" y "contentísima" Doña Matilde, como siguen llamándola todos en la parroquia agoladense.
Todo comenzó hace un tiempo cuando un grupo de exalumnos de la parroquia decidieron organizar un reencuentro para revivir aquellos años de infancia compartida. Fue entonces cuando salió el nombre de Doña Matilde, a la que guardan un especial cariño. Acordaron invitarla al ágape, aunque sin decirle que le brindarían un homenaje, con el fin de darle una agradable sorpresa. Y a fe que lo consiguieron. El lugar elegido fue el privilegiado entorno del río, bajo una carpa en la que se dieron cita ayer en torno a medio centenar de personas.
Nacida hace 89 años en San Benito, en el vecino municipio de Santiso, Matilde Sánchez Reboredo reside desde hace tiempo en Melide, su último destino como maestra después de haber pasado también por Piñor. Pero mantiene vínculos con Carmoega, de donde se fue en 1965. Claro que de otros muchos ya no se acordaba después de tanto tiempo: "A algunos de mis alumnos no los conocía para nada", apunta ayer, tras recibir el reconocimiento de todos los presentes. Al finalizar la comida de confraternidad, la vieja maestra recibió un ramo de flores, una placa y una tarta de pisos elaborada por Remedios -exalumna y una de las principales artífices del evento-, en la que había una foto de la protagonista con su madre y su hermana Obdulia, que la había acompañado durante su periplo en Carmoega.
