Las excavaciones que se iniciaron el pasado mes de mayo además de una nueva casa del siglo II y un posible foso también descubrieron alrededor de unas 15.000 piezas de la época. Entre ellas el hallazgo estrella en el que trabajaron las dos restauradoras fue una cacerola de cerámica justo en la zona en la que irrumpe la casa. Tiene unos 26 centímetros de diámetro y contiene todas sus piezas.

"El patrimonio es la herencia del pasado y es nuestra obligación, la de todos, tanto profesionales como los demás, conservarlo para poder pasárselo a nuestros nietos", señaló Diana Blanco. Los restauradores siguieron dos líneas de trabajo. Por un lado, la extracción del material cerámico, como la cazuela para que sufriera los menos daños al ser rescatada, y por otro, la consolidación y la puesta en valor de toda la estructura descubierta. Entre las fases que completan su trabajo destaca la biocolonización, que consiste en la conservación a largo plazo de lo hallado.