Una ganadería de Riádigos, lugar de la parroquia lalinense de Bermés, sufrió el quinto ataque de lobo en lo que va de año. El sucedido tuvo lugar a la una y media de la madrugada del martes a apenas 100 metros de casa del ganadero propietario de la res, Carlos Quintela, y también del núcleo vecinal.

Un vecino dio la voz de alarma a esa hora al escuchar el revuelo entre las vacas en la finca en la que tuvo el hecho. "En el momento en el que llegamos ya se había ido pero les había dado tiempo a matar y a abrir el ternero pero no les dio tiempo comer", asegura Quintela. En el recinto se encontraba un total de 30 animales, y ninguno resultó herido a mayores del ternero muerto. Algo que no ocurrió en pasadas ocasiones, asegura el ganadero, puesto que "en las otras ocasiones que los depredadores nos han atacado además de matar a algún ternero, que son los más débiles, también herían a la madre".

Esta es la quinta vez que Quintela tiene que recurrir a los técnicos de Medio Ambiente ante los ataques de los lobos. La mayoría de los ataques fueron a principios de año, entre los meses de enero y marzo, donde no solo él tuvo problemas con los cánidos, sino que más vecinos tuvieron algún que otro altercado que acabó con un animal de la ganadería muerto. Asimismo, en los meses estivales no tuvieron ningún ataque, ni tan siquiera creyeron que pudieran estar por la zona, de hecho, los vecinos pensaban que era posible que los cánidos se hubiesen ido a otra parte. No obstante, hace un par de días, un vecino avisó a Quintela de que los depredadores podrían estar de vuelta, tras ver en un camino próximo excrementos de los cánidos, algo a lo que el ganadero no dio mucha importancia. Su sorpresa fue el aviso de ayer de un vecino al escuchar el revuelo en su finca.

La parcela estaba totalmente cercada con un muro de piedra de un metro y 20 centímetro de alto, reforzado con hilo de pastor eléctrico. Por lo tanto, el ganadero cree que por la única zona que pudieron entrar fue por un riachuelo que bordea un lado de la finca y que las reses utilizan para beber. De hecho, Quintela señala que cuando llegaron a la finca pudieron escuchar las pisadas de los animales huyendo por el trazado del riachuelo. En cuanto al número de depredadores que participaron en el ataque, el afectado cree que "al menos fueron tres", pero considera que quien debe determinar eso son los técnicos de Medio Ambiente que en la mañana de ayer inspeccionaron la parcela.

Tras el ataque, el temor de los vecinos es que se produzcan nuevos sucesos de este tipo de igual forma que ocurrió a principios de año. El valor de este ternero, según el ganadero, "es de 500 euros, pero no es el valor real, puesto que al crecer y al ser vaca de carne el valor también aumenta y lo que dan desde la consellería no alcanza la mitad".