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Cuando Forcarei se convirtió en Liliput

El municipio celebra mañana la procesión de sus gigantes - Este año cuenta con tres nuevos miembros

El grupo de jóvenes de Forcarei que portará los cabezudos este año. // Bernabé/Luismy

Fue la espontaneidad. Una charla fortuita en algún local entre un grupo de amigos. Un acontecimiento sin aparente relevancia que consigue que, este año, los cabezudos vuelvan a salir en procesión. El deseo de mantener viva una tradición que Forcarei lleva celebrando más de 150 años fue el aliciente de un grupo de jóvenes que decidió tomar la iniciativa. "Lleva haciéndose toda la vida, es una pena que no salgan", declaró uno de los voluntarios, Alberto Rivas. Hasta el momento son cuatro los nombres confirmados. Alexandre Rivas y Marcos y Santiago Pardal serán los encargados de portar los imponentes trajes. Aunque todavía queda uno por decidir, aseguran que "habrá quién se ofrezca sin problema".

Los pasos de los antiguos gigantes irán seguidos por los de pequeños cabezudos. Desde la comisión de fiestas de As Dores decidieron elaborar tres trajes "para poder inculcar a los niños la tradición". A pesar de que la organizadora, María Dolores Ferreira, aseguró que los tres nuevos miembros del séquito de cabezudos desfilaron el año pasado con un traje más artesanal, mañana irán ataviados con los llamativos disfraces que identifican, desde tiempos que se tornan casi inmemorables, a los festejos en el Concello de Forcarei.

Según aseguró Ferreira, los cinco trajes de los gigantes han sido donados a la comisión de fiestas. La encargada de trabajar en su elaboración reconoció que "son exageradamente anchos y largos" y que las vistosas telas de los cabezudos fueron de su elección. "La elaboración de las piezas me llevó entre dos y tres semanas", declaró. Para entender el corte y confección de los trajes, tan laboriosos, hay que imaginarse las gigantes figuras que protagonizarán la mañana forcaricense. "Los cabezudos miden aproximadamente unos dos metros y medio", aseguró la persona que donó los disfraces. Una sola cifra que esconde tras de sí un afanoso trabajo que se alargó durante semanas. Un esfuerzo que merecerá la pena cuando los cabezudos, con sus largas zancadas, invadan las calles de Forcarei para honrar cientos de años de historia.

De hecho, encontrar voluntarios para portar los trajes suele ser el gran problema que se genera en las fiestas de As Dores. O, al menos, así lo trasladó Ferreira. "Es difícil encontrar gente joven que se ofrezca a llevarlos porque pesan bastante", aseguró. Sin embargo, este año la casualidad favoreció a los cabezudos. A diferencia de otras ediciones, en esta no hizo falta solicitar a los vecinos que portasen a los gigantes. La tradición mantendrá viva su llama gracias a la iniciativa de cuatro jóvenes que llevan la historia de su municipio muy arraigada. "Se ofrecieron ellos a portarlos y estoy muy agradecida por el gesto", añadió María Dolores Ferreira.

Forcarei se prepara para el día grande de sus fiestas, del que serán indiscutibles protagonistas los famosos cabezudos. Desde la comisión quisieron agradecer la colaboración del Concello, de la Diputación y también de todos los vecinos que prestaron su ayuda para que As Dores vista de gala, un año más, al municipio.

Los jóvenes que llevarán este año los cabezudos están "encantados". Desde la comisión no pueden más que mostrar su agradecimiento por conseguir que los gigantes tomen Forcarei un año más. Una procesión en la que los dibujados rostros de ocho cabezudos mantendrán viva la llama que se encendió hace más de un centenar de años. Una tradición compartida, recordada y estimada por los habitantes de un municipio que, por un día, cambiará su nombre por el de Liliput.

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