El traspaso de los puestos del mercado sabatino de productos ecológicos a la calle Joaquín Loriga ha beneficiado a la mayoría de sus vendedores. Así lo aseguran los mismos feriantes, que sostienen que, en algún caso, sus ventas se han hasta duplicado. Otros no se decidían por cuál de las dos calles les proporciona más clientela, aunque admiten que la disposición que tenía la calle Matemático Rodríguez, donde estaban ubicados antes, permitía más público, puesto que según dice una de las vendedoras "los coches pasaban en frente, entonces paraban un minuto, bajaban, cogían algo, o no, y se iban. Aquí no nos pueden ver de esa manera". Además, otro de los problemas que trae consigo este nuevo emplazamiento es el impacto del sol en los propios alimentos, ya que en la ubicación anterior los árboles permitían que aquél no mermase el producto. Asimismo, aclaran que en un principio les costó acostumbrarse al nuevo lugar pero ahora, que ya llevan seis meses, están incluso más contentos.

En cuanto a los clientes, casi todos los vendedores dicen que ya tienen una clientela fija, sostienen que la gente aprovecha para dar un paseo por la calle peatonal y hacer un par de compras. No obstante, sí que han notado una bajada en la cantidad de turistas en la localidad, que, por supuesto, ha afectado a las ventas. Una de las feriantes asegura que no habían sido muchos los visitantes que han comprado en este mercado ecológico este verano, pero sí que habían aprovechado alguna que otra excursión de vecinos de las Rías Baixas que valoraron muy positivamente los productos del mercado. Además, las ventas también han aumentado considerablemente con respecto al inicio de este mercado sabatino hace tres años.