La época estival es el momento ideal para reencontrarse con viejos conocidos. De ahí que nazcan fiestas como la de Larazo, parroquia de Vila de Cruces, que pretende reunir a sus vecinos emigrados en una celebración con comida campestre incluida. Este evento es uno de los festejos más longevos, de estas características en la comarca, puesto que la celebrada en la parroquia agoladense de Ventosa va por su edición vigesimoseptima, mientras que la cruceña está a punto de cumplir 40 años, en concreto va por su edición número 37.

A la comida campestre de esta cita, en honor a los emigrantes, acudieron en torno a un centenar de personas entre familiares y amigos que se congregan en la reunión, una cifra que a última hora de la tarde de ayer que preveían superar a la hora de la cena. Parte de los asistentes tuvieron que marcharse a diversos puntos de España así como del extranjero, principalmente en busca de trabajo que aquí no se ofrecía en aquellos tiempos. A esta fiesta, muchos de ellos, acuden año tras año para reencontrarse de nuevo, puesto que algunos aún se encuentran residiendo fuera y vuelven de visita a su lugar natal durante los meses estivales.

La celebración dio comienzo con un misa oficiada en la iglesia de la parroquia. A continuación, se dio paso a un baile acompañados por la orquesta Abanico, antes de sentarse para la comida, que estuvo a cargo de la pulpería Crisostomo que ofreció pulpo, pan y vino. Aunque la mayoría de los asistentes optaron por llevar la comida preparada de casa. Por la tarde se celebró la presentación de la charanga Kingbrass que estuvo acompañada por la charanga Roubabicos. En torno a las 18.00 horas, en el propio sitio de la celebración se llevó a cabo una interpretación teatral y un monólogo realizado por Pedro Brandariz. La celebración finalizó, después de la cena, con las actuaciones musicales de las orquestas Abanico y América.