Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El calor, enemigo del reino animal

Las explotaciones avícolas gastan unos 1.300 euros en diversos sistemas de refrigeración

Pollos en una explotación dezana. // Bernabé/Javier Lalín

Los animales, al igual que la personas, también padecen las consecuencias de las altas temperaturas, algo que se deja notar en las granjas dezanas, así como en el bolsillo de sus propietarios. Las explotaciones que no están equipadas para soportar las olas de calor sufren un índice considerable de mortalidad y los otros tienen que invertir buena cantidad de dinero en sistemas de refrigeración.

La granja de José Castro, ubicada en el lugar silledense de Trasfontao, se encuentra bien preparada para evitar que las temperaturas sean un importante contratiempo. Actualmente, la explotación cuenta con unos 28.000 pollos de unos 12 días. "A día de hoy las temperaturas no son un grave problema porque son demasiados pequeños y todavía no producen calor. El problema es cuando ya tienen un peso considerable, ya que su fisionomía genera la misma calor que un ser humano de unos 60 kilos", apunta Castro a lo que añade. "Y el problema es que cuando dentro de la granja ellos por su peso producen tanto calor y fuera hay 35 grados ahí es cuando es necesario enfriar".

Castro tiene en su granja un total de 14 ventiladores, siete de 23.000 metros cúbico por hora y otros tantos de 36.000 metros cúbicos por hora. Además, Castro cuenta con un sistema de nebulación de media presión. Este proceso de refrigeración funciona con una bomba que impulsa el agua a través de una tubería de cobre que envía el líquido hasta unas boquillas que pulverizan el interior de la nave, provocando una sensación de frescura cada cierto tiempo. "En lo que llevamos de verano este sistema todavía no lo usé, ya que es complementario del que utilizo, que es el sistema cooling", apunta el productor. Funciona por evaporación de agua y se compone de extractores y paneles cooling colocados en paredes opuestas para crear una zona de presión negativa dentro. Esto hace que el aire exterior que atraviesa los paneles húmedos se cargue de moléculas de agua, se enfríe y reduzca así la temperatura interior. "Todo esto funciona con energía eléctrica por lo que el consumo es elevado, así en tan solo dos semanas en los meses de verano gasto entre 1.200 y 1.300 euros", recalca Castro.

Compartir el artículo

stats