La desaparición de la cuota lechera, la caída de precios y el nivel de endeudamiento forzó que, en el último año, cerrasen en Galicia en torno a medio millar de explotaciones lecheras en toda Galicia, como indica el coordinador de Ganadería de Fruga, Elías Somoza. De éstas, cesaron su actividad unas 200 solo en lo que va de año, de modo que ahora mismo están activas 8.806 granjas. Somoza insiste en que el papel de las explotaciones ganaderas va mucho más allá de procurar alimento, pues suponen un arma importante contra la deforestación. "La mejor forma de prevenir los incendios es con un medio rural vivo y activo", recalca. Para ello echa mano de lo que ocurrió en Málaga en las últimas décadas: durante el boom de la construcción, en varias aldeas se abandonó el sector primario para dedicarse a la edificación. Con la llegada de la recesión económica, son centenares los vecinos que vuelven al rural para dedicarse al mundo de la ganadería.
Al menos, tanto las movilizaciones de agosto como los contactos en diciembre con la distribución han conseguido cierta estabilidad en los lineales de los supermercados, apunta el líder comarcal de Unións Agrarias, Román Santalla. Ha desaparecido la venta a pérdidas de leche -sobre todo marca blanca-, "pero ahora tenemos que mantener esa estabilidad". Por cierto, en las tiendas vuelve a venderse Deleite desde el mes de mayo. La iniciativa de estos ganaderos "salvará a medio centenar de familias, pero no a los casi 9.000 productores gallegos", sentencia Bello.
