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Una ración de pulpo para la feria de Lalín

Los días 3 y 18 de cada mes los pulperos tienen inflado su volumen de trabajo, y más en verano

La feria en Lalín es una tradición que atrae a muchas personas al campo de la feria y a los comercios. Los días 3 y 18 son fechas clave en las que la Calle Rosalía de Castro y el entorno del recinto ferial se llenan de puestos de mercado y pulperías. Todos se afanan en colocar las últimas tentaciones de la temporada en un lugar bien visibles, para que el cliente encuentre las gangas del día con solo volver la mirada cuando escuche la oferta a viva voz, cantada por los vendedores. En la entrada de la feria, por la calle Rosalía de Castro, se encuentran los puestos de verduras y hortalizas, además, en el campo da feira novo, junto al Lalín Arena, se venden frutos y semillas para plantar. El tiempo es un factor importante para estos comercios, porque la gente se anima a salir a la calle para mirar lo que hay, visitar los distintos puestos y "picar" algo para llevarlo a casa, por eso este mes de julio, con las altas temperaturas que trajo fueron buenas ferias para los mercados y esperan que el mes de agosto continúe igual.

Los pulperos ya son un clásico en estas jornadas con sus diversos puestos colocados por distintos puntos del núcleo urbano. En cuanto entras al campo da feira te encuentras con dos puestos ya a primera hora preparados para ofrecer sus raciones, en la calle Matemático Rodríguez otros dos, en la Rúa do Arenal también hay dos y otros tantos que se encuentran por diferentes vías; hasta las salidas, como en Carragoso, junto al Bar Suso. Cuando llega el día de feria, lo más tradicional es comer el pulpo en un bar o llevárselo a casa. Este manjar, tan codiciado en Galicia, es una delicia para todos como comenta Laura Fernández, pulpera de O Carballiño: "Como en Galicia, no se come el pulpo en otro lado, por eso en verano, los turistas siempre se acercan para probarlo y quedan fascinados". Normalmente para los días de feria, los distintos puestos tienen que venir preparados porque nunca saben la clientela que van a tener, "se sabe cómo vas a empezar, pero nunca cómo vas a acabar", explica Laura Paz, de otra pulpería de O Carballiño. Sin embargo, para los meses estivales, o fechas como la de Navidad, siempre traen más por la afluencia de turistas que hay que quieren probar el pulpo. Aunque los diversos puestos, que llevan años colocando sus fuegos en los mismo sitios, siempre cuentan con sus clientes fijos que, feria tras feria, se acercan para comer sus raciones, aunque siempre hay variaciones, "gente que se va y otra que aparece de nuevo", cuenta Laura Paz.

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